¿O no?
Si esta percepción casi nacional fuera cierta, nuestras cárceles deberían estar plagadas de nicaragüenses y colombianos. Población que habría desplazado de los recintos carcelarios a la población nacional. ¿La verdad? La población penal condenada por delitos o que está esperando juicio corresponde a un 80% de costarricenses y un 20% de extranjeros (este dato salió publicado a finales del año pasado en la prensa, claro sin titular sangriento, en todo caso si no me cree ejerza su derecho ciudadano y pídale por escrito a la Ministra de Justicia un informe de la totalidad de presidarios extranjeros en nuestro país con relación a los nacionales). Es decir, una proporción similar a la que cuenta nuestra población actual en nuestro territorio. Por supuesto queda más en la retina nuestra el asalto al banco de Monteverde (donde el responsable era un extranjero) que un homicidio simple. Pero si analizáramos las noticias sin ver sólo los titulares nos daríamos cuenta rápidamente que hay más delincuentes costarricenses que extranjeros por la simple razón que en nuestro país hay más costarricenses que extranjeros.
¿Por qué esta xenofobia criminal? (literalmente) En mi criterio por razones políticas y de mercado. Alguien en el negocio de las noticias difundió la idea de que al tico no le gusta enterarse de que por ejemplo hay ticos capaces de matar, robar, violar, etc. Por lo que es más sencillo vender la idea del extranjero. Adicionalmente, el mundo occidental entero está viviendo una fobia marcada en contra de los inmigrantes, por lo que en la mayoría de los casos, la opinión pública está más de acuerdo en aceptar el nacionalismo que la idea de amar al prójimo. Poco hacen los gobiernos por mejorar esta situación y si tienen memoria recordarán al candidato del PUSC (hoy USC) en la campaña pasada con un discurso altamente xenófobo buscando con el discurso nacionalista salvar un barco que ya estaba hundido.
Si la falacia del criminal extranjero fuera cierta, entonces desde siempre cualquier inmigración habría implicado elevar el índice de criminalidad del país. El problema es que este cura recuerda cuando no teníamos problema alguno en recibir inmigrantes nicaragüenses a finales de los 70 en cantidades industriales, pero que tenían la característica primero de ser antisomocistas (Y es que salvo los que eran ahijados de Somoza a la mayoría de los ticos nos caía pésimo el Tacho) y segundo, porque considerábamos todavía que los pueblos centroamericanos eran nuestros hermanos que sufrían bajo esas bestiales dictaduras que los gringos nos impusieron por estas tierras.
En los 70 señores, este país ya estaba lleno de inmigrantes nicaragüenses, y eso no implicó que el crimen aumentara más. Es más los casos más sonados de la década de los ochenta fueron cometidos por costarricenses: El llamado Chacal de Guachipelín era tico, y los sospechosos que figuraron en el caso del recordado Psicópata era también ticos. El primer caso de narcotráfico con lavado de dinero juzgado aquí y en Miami era con dos costarricenses de protagonistas. Revisen en una hemeroteca cercana los periódicos de los ochenta (principalmente la Extra) y verán que en materia de crimen los ticos estábamos bien entrenados sin necesidad de migraciones. Y recordemos que fueron ticos los implicados en el secuestro de la Corte, el caso del Fondo de Asignaciones Familiares, el Anglo (salvo los chilenos) y los más modernos del préstamo Finlandés y de las comisiones de Alcatel no tienen por sospechosos exactamente a vecinos de Rivas o de Medellín.
Sigo el viernes con los aspectos laborales de la migración. (la biblioteca la desempolvo el fin de semana)
4 comentarios:
chorradas, en españa el procentaje de extranjeros ladrones y asesinos es infinitamente mas alto, sin extranjeros habría un 50% menos de delitos, lo cual no es poco
Estoy de acuerdo con lo que planteas. También creo que "el tico", tiene miedo (algo evidente), del cambio que vive actualmente, y de las pocas referencias sobre "¿qué es ser tico?" con que cuenta para defenderse en un mundo “globalizado”. Tiene un conflicto con el imaginario de la paz, que no calza con lo que estamos viviendo, se lo achacamos al otro. Tenemos extranjeros que mantienen el país a punta de divisas (los buenos) y los extranjeros (malos) que cometen crímenes. Creo que la sociedad se agarro de los referentes buenos y malos del "otro" (inversión extranjera, turismo; la "desgracia" con los nicas, etc.) para construir un país desorientado, al que yo llamaría falto de personalidad. Y bueno, eso que no mencionamos "la sele" que es el nuevo símbolo patrio.
Considero que en este tema, lo importante es no generalizar. Los inmigrantes no son en su totalidad ni entes malvados ni angelitos bajados del cielo.
Hay que aprender a observar al individuo y su comportamiento. Además en cada país el fenómeno se da de maneras diferentes, por ejemplo (y aunque, creo que el anónimo que comentó arriba igual peca de esa tendencia generalizadora) en España es cierto que la inmigración ha traído muchos problemas de delincuencia y deterioro NO por la inmigración en sí, sino porque el tipo de individuos que quizá se manifiesta de manera más concreta y abierta en su entorno posee un cierto número de características indeseables (o sea, son unos maleantes).
No a la xenofobia, pero sí a la exigencia de responsabilidad y respeto. No es justo que la frase "es que soy inmigrante" o "es que soy pobre" sean excusa para justificar el irrespeto a los derechos de los demás seres humanos. Creo que es hora de dejarnos de sentimentalismos baratos y empezar a llamar las cosas por su nombre y valorar realmente quién es una persona de valía y quién es simplemente un mal bicho; ya sea tico, nica, español, finlandés...
Don Eduardo: Y quién era el chacal de Guachipelín?
Entonces lo agarraron? Creía que era un crimen sin resolver.
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