martes, octubre 31, 2006

Farewell, Fantasy World.

The end of the baseball season has marked my retirement of one activity borne for Internet and which fir a few years made me an expert on American sports. I’m talking about the Fantasy Leagues that I’ve been playing without interruption since the year 2001 in the leagues promoted by Yahoo!

For those of you not acquainted with them, the fantasy leagues work like this: each player subscribes to a certain league and by draft chooses professional players to fill each position of his team. Every day, when the real players participate in the games of the professional league, they accumulate statistical points (for example in the basketball, each point scored or each rebound are positive points, each foul are negative points). At the end of the day the total points obtained by the real players is transferred to your fantasy team.

There are two types of leagues: Rotisserie (where your team accumulates points all the year and the one with more points at the end of the season wins) and Head-to-head (where every week your team accumulates points against a rival team of the fantasy league. Head-to-head leagues have a qualifying season and play-off games.

Yours truly, began his career as a fantasy player in the Rotisserie leagues of baseball and then basketball (with players of the MLB and NBA). Soon I migrated to the American football leagues (with players of NFL). Except for the NFL leagues, the other ones imply an almost daily follow up, with many hours of analysis of the players who consistently accumulate point and those that only remain on fire for short periods of time. This is key, since the teams allow changes in the list of players that permits you to dump the bad players and obtain the best ones whenever it is possible. Also, it is possible to trade players between teams.

The phenomenon of the fantasy leagues is huge in the United States and it is even considered that many sports (baseball specially) have increased the number of fans thanks to the members of the fantasy leagues. Just as an example, one the last leagues of baseball that I played these year (with terrible results, I must say) had as a ID number the 270113, which implied that at least there were 270112 additional leagues operating.

Now, with the end of the 2006 baseball season, this manager retires. My family obligations, my studies and my real career, force me to leave an activity that fascinates me, but requires a lot of time and effort, and it is no longer fun, since the lack of time forced me to finish the season leaving two teams behind and one league in which, to top it all, I was the commissioner (that is to say, the assumed coordinator of the league).

I leave behind a championship in baseball, a pair of second places in NFL and one long list of anecdotes of the trash-talking that we, the on-line players used to have, in which we made exaggerated the tales of our team and ruthlessly discredited our rivals.

And although it seems difficult to believe, I leave behind a group of crazy gringo friends, who accompanied me in a special league of baseball, that soon migrated to the football, but that maintains its links the sport of the bats and the balls. It is difficult to speak about on-line friends, which whom I never got to speak face to face, but who thanks to the camaraderie of the sport have stayed in contact by almost four years (we even founded a group on Yahoo! in order to be able to do the draft and to maintain the contact when there was no baseball).

This is how we found out about the health problems of our commissioner Dr Seabux (Clifford Harvey) who in the last years underwent two hip replacements, or the birth of the seven son of the brother-in-law of Seabuxx, Mr. Wilmintong Wombat (Thomas Ewing), the adventures of Catman (Hal Allen), or Potomac (Theo Harvey, brother of the Dr). Once the Harveys convinced their sister (Nancy) to participate in the league, so that we could have enough players. All of them, together with frightful Rainers (I’m sorry, to this date I do not know his real name, but he’s frightful because he has won the league the last three years). These gentlemen and young lady are all from Seattle, although some live now in other States. Because of them, this commentary appears today in El Cuarto in English. It is my goodbye to the craziest league of baseball ever known, so crazy that we ended up named it “The Insane Asylum.” To all my friends of the asylum, in the immortal words of Lou Gehrig: I have been the most lucky player of the world, because I could play with you.

Also, I have to give special thanks to bigDave, who invited me to participate in some of the more competitive leagues than I have known, where the trash-talking was phenomenal.

As of today, I become again a simple fan.

Or will I return? Perhaps.

Adiós, Mundo de Fantasía

El final de la temporada de béisbol de las grandes ligas ha significado mi retiro de una actividad nacida para Internet y que por unos cuantos años me hizo un experto en deportes norteamericanos. Me refiero a las ligas de fantasía que desde el año 2001 he venido practicando ininterrumpidamente en las ligas que promociona el portal de Yahoo! en inglés.

Para los que no las conocen, las ligas de fantasía funcionan así: el jugador se suscribe a una determinada liga y mediante un proceso de selección (draft) escoge jugadores profesionales para llenar cada posición de su equipo. Cada día, cuando los jugadores reales participan en los partidos de la liga profesional real, acumulan puntos estadísticos (por ejemplo en el baloncesto, cada punto anotado o cada rebote recogido son puntos positivos, cada falta son puntos negativos). Al final de la jornada la totalidad de puntos obtenidos por los jugadores reales se trasladan a tu equipo de fantasía.

Existen dos tipos de ligas: Rotisserie (donde acumulan puntos todo el año y el que tenga más cantidad de puntos al final de la temporada gana) y Head-to-head (donde cada semana uno acumula puntos frente a un rival de la liga de fantasía. Las head-to-head tienen una etapa clasificatoria y una de play-off.

Quien escribe comenzó su carrera de deportista de fantasía en las ligas tipo rotisserie de béisbol y luego de baloncesto (con jugadores de las grandes ligas y de la NBA), para luego emigrar a las de fútbol americano (con jugadores de la NFL). Salvo las de la NFL, las otras ligas implican un seguimiento casi diario, con muchas horas de análisis de los jugadores que son constantes en acumular puntos y aquellos que sólo permanecen encendidos por períodos cortos de tiempo. Esto por cuanto los equipos permiten cambios en la planilla que le permite a uno deshacerse de los malos jugadores y conseguir a los mejores cada vez que sea posible. Además es posible intercambiar jugadores entre equipos.

El fenómeno de las ligas de fantasía es enorme en los Estados Unidos e incluso se considera que muchos deportes (el béisbol especialmente) han obtenido un incremento en el número de fanáticos debido a los aficionados a las ligas. Sólo por poner un ejemplo, una las últimas ligas de béisbol que jugué este año (con pésimos resultados, valga decir) tenían como número de identificación el 270113, lo que implicaba que al menos había 270112 ligas más funcionado.

Ahora, al terminar la temporada del 2006 del béisbol, este manager se retira. Mis obligaciones familiares, de estudio y profesionales me obligan a dejar una actividad que me fascina pero que me quita mucho tiempo y esfuerzo, y que ya ha dejado de ser una diversión, por cuanto la falta de tiempo me obligó a terminar la temporada dejando abandonados dos equipos y una liga en la que además era el comisionado (es decir el supuesto coordinador de la liga).

Detrás queda un campeonato en béisbol, un par de subcampeonatos en la NFL y una larga lista de anécdotas relativas a las conversaciones-basura (trash-talking) que sosteníamos en línea los jugadores en las cuales exagerábamos las bondades de nuestros equipos mientras vilipendiábamos al rival.

Y aunque parezca difícil, dejo atrás a un grupo de amigos gringos locos, que me acompañaron en una liga especial de béisbol, que luego emigró al fútbol, pero que mantiene sus lazos en el deporte de los bates y las bolas. Es difícil hablar de amigos en línea, con los cuales nunca he podido conversar frente a frente, pero que por la camaradería del deporte nos hemos mantenido en contacto por casi cuatro años (incluso fundamos un grupo discusión en Yahoo! para poder hacer el draft y mantener el contacto cuando no había béisbol). Así nos enteramos de los problemas de salud de nuestro comisionado Dr Seabux (Clifford Harvey) que sufrió dos reemplazos de cadera en los últimos años, el nacimiento del sétimo hijo del cuñado de Seabuxx, Wilmintong Wombat (Thomas Ewing), las aventuras de Catman (Hal Allen), o de Potomac (Theo Harvey, hermano del Dr.). En alguna ocasión, los Harvey incluso convencieron a su hermana (Nancy) para que participara en la liga, a fin de que tuviéramos suficientes jugadores. Todos ellos junto con el temible Rainers (lo siento, a la fecha de hoy no sé su nombre real, pero es temible porque nos ha ganado tres años seguidos la liga). Estos caballeros y señorita son todos oriundos de Seattle, aunque algunos viven ahora en otros estados. Por ellos, este comentario aparece hoy en el cuarto en Inglés. Es mi despedida de la más loca liga de béisbol que se haya conocido, tan loca que la terminamos nombrando The Insane Asylum. A todos mis amigos del asilo, en las inmortales palabras de Lou Gehrig: He sido el jugador más afortunado del mundo, porque pude jugar con ustedes.

Agradecimiento especial también a bigDave, que me invitó a participar en algunas de las ligas más competitivas que he conocido y donde el trash-talking era fenomenal.

A partir de hoy, vuelvo a ser un simple aficionado.

¿o acaso volveré?

jueves, octubre 26, 2006

Limón

Recién acaba el Carnaval.

La ciudad huele a basura, a orín, a alcohol. Se aprecia suciedad a raudales.

Nuevos edificios y centros comerciales han sido construidos, y ya no se está respetando la arquitectura caribeña.

En las aceras, los mendigos abundan.

Llego al centro a buscar mi alojamiento. Se me acerca el cuidacarros de rigor. Se ofrece a avisar al hotel que me abran el portón del parqueo. Cuando le voy a dar su propina algo se le cae de la bolsa del pantalón: un puñal de por lo menos treinta centímetros. Asustado, lo recoge, mira de reojo el carro de policía que se aproxima y sale corriendo (no me fijé si tenía diente de oro ni le pregunté si se llamaba Pedro).

Dejo el carro en el hotel y salgo caminando hacia el juzgado.

En trescientos cincuenta metros, cuatro hombres diferentes me han pedido limosna.

La ciudad todavía está tomada por chinameros que tienen sus “artesanías” en rebaja (artesanía se considera aquí un DVD de un concierto de Bob Marley. Me imagino que es artesanal porque sólo cuesta ¢ 1.500).

Llevo una hora en la ciudad y no he visto un solo gringo (¿no era esta una ciudad turística?).

Cerca del mediodía unos cien trabajadores del muelle salen en marcha silenciosa hacia La Colina. En unos minutos su manifestación dejará de ser pacífica. Cosas de la vida. Hace años yo era el abogado de la empresa a la que le quemaron el trailer.

Cumplo la audiencia en el Juzgado. Ya son casi las cuatro de la tarde.

Vuelvo caminando al hotel. Paro en el Supermercado a comprar unas cuantas cosas. Poco movimiento. Salgo de nuevo hacia el centro. Sigue el olor a suciedad.

Más mendigos.

Pienso en cenar en algún restaurante, ninguno me llama la atención. Recuerdo un famoso restaurante chino cerca del tajamar. Pero está lejos y no quiero sacar el carro. ¿Por qué no voy a pie?, por que mi sexto sentido me dice que no es bueno caminar en esta ciudad de noche.

Conforme me acerco al hotel paso por el Mercado. A su sombra media docena de mendigos preparan su lecho de cartón.

Ceno en el hotel y me encierro en la habitación hasta la mañana siguiente.

En todo el día no sentí ni un minuto la alegría de la gente de Limón. Todos tienen ahora la misma cara de amargazón de nosotros los josefinos.

A las siete de la mañana los gritos desesperados de alguien nos hace a los huéspedes asomarnos al balcón: Están vapuleando a un ladrón que estaba metido en un local comercial. La paliza es soberana. De inmediato la dependienta del hotel llama a la policía. La paliza sigue. Alguien más vuelve a llamar a la policía. Ya esto es linchamiento. La policía nunca llega (hay peligro de huelga, deben de estar atrincherados). El ladrón logra huir de sus captores que están hartos de pegarle.

Yo decido no quedarme un minuto más.

Tomo el carro y salgo de Limón, con la idea de desayunar en la carretera.

El olor a basura, a orín, a miseria, me persigue hasta San José.

Este no es el Limón alegre que conocí de niño cuando venía con mi padre.

Este no es el Limón al que vine de adolescente a pasear y a ver béisbol.

Este no es el Limón al que vine a trabajar con Parmenio en unos Juegos Nacionales.

Este no es el Limón al que venía hace unos años a dar lecciones en la Universidad.

El Limón que yo conocí era un pueblo de gente orgullosa, alegre, y con esperanza. El Puerto que visité esta semana parecía más una ciudad muerta.

¿Alguien me puede decir adónde se llevaron Puerto Limón, el de verdad?

viernes, octubre 20, 2006

$ 2.75

Dos dólares con setenta y cinco centavos es el equivalente aproximado a mil cuatrocientos cincuenta colones (¢ 1.450.00). Con esa suma usted puede hacer lo siguiente:

-Comprar un plato del día de lujo en algunas sodas de San José.

-Comerse un combo económico en algunos restaurantes de comida rápida.

-Pagar una cuota quincenal de un préstamo, según la publicidad del Banco Popular.

-Pagar casi diez viajes de autobús en las rutas metropolitanas.

-En mi caso pagar por lo menos cuatro viajes en las Station Wagon.

-Comprar una entrada al cine en tanda de la tarde.

-Hacer un viaje medianamente razonable en taxi.

-Sacar 150 fotocopias.

-Echarle casi 3litros de gasolina super a mi carro.

-Alquilar una película en el video y comprar las palomitas para el micro.

-Comprar 10 CD en blanco.

-o tres jarras para café

-o un kilo de café

-o un cepillo de dientes de buena calidad.

-o un kilo de arroz y medio de frijoles.

-o diez bolígrafos.

-etc.

-etc.

-etc.

Pero el tema que realmente me interesa sobre esos $ 2.75 (por razones que verán más adelante) que puedo hacer con ellos si tengo sed.

Según mis cálculos puedo:

-Comprar ocho botellas de agua de 500 ml

-Mejor aún, si tengo el envase compro el bidón de agua de 18.5 litros.

-Comprar seis jugos de naranja de 300 ml.

-Comprar ocho jugos de naranja de 250 ml.

-Comprar ocho refrescos naturales de 250 ml.

-Comprar cinco gaseosas de 350 ml

-Comprar tres gaseosas de 600 ml.

-Comprar dos gaseosas de 2 litros

O bien embarcarme a pedir una lata de gaseosa de 300 ml en un hotel de playa y que me cobren $ 2.75.

Se aceptan comentarios de cómo se incentiva el turismo en Costa Rica durante los fines de semana largos.

miércoles, octubre 18, 2006

Radio

En mi casa de día se escuchaba radio (a la fecha de hoy mi madre mantiene esa costumbre), en excelente radio National que tenía am y FM. Oíamos principalmente una emisora del desaparecido grupo HB llamada Radio Popular (1120 am), que sintonizaba mi madre y que transmitía, oh sorpresa, música popular. La Televisión para nosotros era para la tarde. (Valga decir, treinta años más tarde el National sigue sonando sin muchos problemas).

Mi primer aparato fue un pato Donald por cuya boca sólo salía la banda del AM. Ahí escuchaba básicamente dos emisoras: Reloj (730 am) y Columbia (760 am). Me gustaba más Columbia por que ahí pasaban La Tremenda Corte, el Jajá del Aire, y si de casualidad no había tenido escuela ese día, a las 10:00 a.m. podía escuchar las aventuras de Carmiña, la empleada imposible, y a mediodía, después de Rafela (Con Carmen Granados y Metro González), si uno no tenía nada que hacer podía escuchar, en plenos años setenta, las aventuras de los Tres Villalobos. Salvo Rafela, todos los demás programas fueron grabados en los años cincuenta en Cuba y México, y cuando tuve la oportunidad de trabajar en Columbia pude ver los acetatos originales en donde estaban guardados además las radionovelas El derecho de nacer, La Pobre Señorita Limampur y Me avergüenza mi madre entre otras superproducciones (las mejores eran sin duda, las cubanas).

Mi fidelidad a Columbia me permitió descubrir más tarde, los programas que Parmenio dejó grabados sobre Cuentos y Leyendas Costarricenses, narraciones con una magnífica ambientación que acompañadas por aquél vozarrón del Cuco Medina como narrador le hacía a uno parar los pelos con relatos de Salazar Herrera, Lyra, Quince Duncan y otros autores nacionales. A principios de los ochenta, Columbia repuso la adaptación para radio de La Isla de los Hombres Solos de José León Sánchez, la mayor producción que Parmenio realizó en su vida, acompañado nada más y nada menos que por Carlos Albero Patiño como el protagonista principal. Que yo recuerde la transmisión fue un éxito. Ambos trabajos (si algún día vuelven a ser recuperados) nos recuerdan que Parmenio, además de La Patada, la Lotería, las transmisiones deportivas, y su Radio Cordillera, fue el mejor productor radial de nuestro país.

La edad colegial me hizo abandonar Columbia (aunque no del todo) y además implicó mi ingreso a la Frecuencia Modulada (FM), para pasarme a vivir la competencia de las tres emisoras que peleaban por el público juvenil: Radio Uno (800 am 102.7 FM) en aquel entonces del mismo grupo empresarial de Columbia), RPT Radio que después evolucionó en Universal (no recuerdo la frecuencia, pero sí que pertenecía al grupo empresarial que controlaba canales 4 y 9) y Stéreo Continental (89.9 FM) propiedad del grupo Coccio. Mi especial gusto musical por la música del Rock’n’Roll de los 50’s-60’s me hacían preferir la uno por las mañanas cuando Manuel Vega estaba en cabina o RPT en las noches cuando pasaban el programa de los Beatles. No cabe duda que la ganadora en los 80’s de la batalla musical fue la Uno. Yo que soy de aquellos viejos ochentenos siempre recordaré con agrado la Uno de Manuel Vega en las mañanas, Danilo Jiménez en las tardes y las noches de Eliécer. La salida de Danilo primero y su sustitución por Rooper Alvarado, marcó mi divorcio de la Uno, por cuanto pasó a ser la emisora más fresa del dial (la salida de Manuel Vega hacia Universal terminó de aniquilar la emisora en mi concepto). Por dicha a mediados de los ochentas los Coccio pusieron en el aire Super Radio (120.3 FM). Yo la escuché desde el minuto uno: primera canción And I love her de los Beatles. Desde entonces ocupa un lugar preferente en mi dial. (aunque extraño a Saavedra en las mañanas y el actual locutor de las tardes parece salido de la UNO de los noventas que era REALMENTE MALA… un momento, corrijo, efectivamente salió de la Uno de los noventa GRRRR.). Aclaro para los que me conocieron en la universidad, que a pesar de mis criterios sobre la Uno cada año que me tocó organizar la Semana Universitaria en la Facultad, sin ni siquiera pestañear le vendíamos en alma a Rooper, al fin y al cabo, diría don Corleone, era una estricta decisión de negocios.

La radio forma parte de mi familia por muchas razones. Mi padre fue comentarista radial de ciclismo por 41 años en todas las emisoras deportivas importantes (dice que ya se retiró pero hasta no verlo todo diciembre en su casa sin ver la Vuelta con un micrófono en la mano no le voy a creer). Por ese hobbie de mi padre, mi familia conoció a Parmenio y con el Cuco forjé durante años una relación extraordinaria, de la cual guardo grandes recuerdos. Quien escribe fue además comentarista de baloncesto en las emisoras deportivas del país, y me tocó trabajar con McGregor antes de que fuera rico y famoso (y sigo siendo amigo de él porque a Mario los humos no se le han subido), trabajé en todas las emisoras importantes y trabajé para Parmenio en todos los Juegos Nacionales que transmitió. McGregor siempre me dijo: Vos sos de la radio. Y si vuelvo al mundo deportivo lo haré en la radio.

Hoy como casi cuarentón, sigo escuchando radio cuando manejo (como la mayoría de la humanidad) y tengo la costumbre heredada de poner la radio en la casa cuando hago alguna labor doméstica o me siento en la computadora. La brecha generacional me hace ser fiel a Radio 2 (sigo fiel al grupo Columbia), pero no se siente igual que la vieja Uno. Ahora disfruto más el Jazz por lo que sustituí mi dependencia de Stereo Azul (ya desaparecida) por los placebos de 95.5 jazz y Eco (95.9FM). Y me gusta escuchar noticieros en radio y programas de opinión (Excluyo expresamente esa aberración del programa de CANARA el cual detesto cordialmente por ser un atentado a la libertad de expresión ¿Cómo diablos TODAS las emisoras del país TIENEN que tener el mismo editorial a las 7:00 de la mañana?). Y de vez en cuando me doy una escapada a Radio U (101.9 FM) para escuchar la emisora que debió existir en mis tiempos cuando yo era universitario.

Es algo bueno que con la mala que está la TV últimamente, la radio me sigue acompañando, pero extraño un poco las producciones radiales de verdad, extraño los radioteatros, extraño la producción de calidad y extraño, sobre todo los domingos a las 9:00 de la mañana, al Cuco...

miércoles, octubre 11, 2006

Recuerdos en acetato


Mientras escribía la columna de John Lennon, al mencionar Dear Prudence me di cuenta de que tengo más de diez años de no escuchar completo el Álbum Blanco. Y no lo he escuchado por que es el único disco de los Beatles que no tengo en formato de CD.

Descansa, junto con diez discos más de los de Liverpool, cinco de Elvis, dos de Charly García y otros más en la bodega de chunches de mi casa, sin oportunidad de ver de nuevo el sol o la aguja de cabeza de diamante que permitía que su sonido fuera liberado. ¿Su delito? Ser de Acetato en una época digital.

Hace unos años García sostuvo que el Rock’n’Roll se inventó para ser escuchado en acetato, no en el formato digital. Este cura encuentra el formato digital maravilloso para el Jazz, la Música Clásica y la Banda de Corazones Solitarios del Sargento Pimienta.

El acetato, con su romanticismo nostálgico y con los ruidos de fondo del rotor que mueve el plato del tocadiscos, la “basura” que deja los años de uso y los pequeños rayones que permiten escuchar pequeños cortes en la música fue hecho para escuchar a Hendrix, a los Animals, a los Stones, a los Beatles de la primera etapa, a Elvis, a Ritchie Valens, a los Platters, a las Supreme, a Buddy Holly, fase Domino etc. etc.

El acetato está eternamente ligado a las raíces del Rock’n’Roll. La música de los 50’s y 60’s suena mejor si tiene un poco de basura adelante. Es parte de la nostalgia que evoca. Además por lo general era una música tan simple, tan completa y tan buena que no necesitaba de la tecnología para esconder defectos (¿alguien se imagina a Britney Spears grabando en una consola de sólo cuatro canales y sin efectos de sonido para que su talento fuera luego escuchado en acetato?).

La primera vez que oí el Sargento Pimienta en acetato fue como pasar de la adolescencia a la madurez musical. Cuando lo oí en CD me di cuenta de que podían captarse millones de sonidos en cada pieza que nunca había podido captar antes. Pero no sé porque insisto en no adquirir el CD del Album Blanco. Algo en la nostalgia me lo impide. Si lo adquiero mi colección estaría terminada oficialmente, y ya no habría excusa para dejar ese poco de acetatos guardando polvo en la bodega de los chunches.

lunes, octubre 09, 2006

Happy Birthday Johnny! (Unfortunately, War isn't over)

Do you think you're a genius?
Yes, if there is such a thing as one, I am one.

A veces pienso que lo sobrevaloramos demasiado. Al fin y al cabo en resumen sólo fue un músico multimillonario que murió asesinado a manos de un fanático.

El 8 de diciembre de 1980 comenzó el mito de John Lennon, comenzó la leyenda. El que fuera el líder de la más importante banda rock de todos los tiempos es recordado como uno de los mayores íconos de la paz mundial. Al mismo nivel del Dalai Lama, Mandela, Gorvachov, y ¿porqué no decirlo? Digno de haber recibido un premio Nóbel de la paz por su labor.

John Winston Lennon habría cumplido hoy 66 años. Algún día, cuando hayan pasado doscientos o trescientos años y se analice el período musical de la década de los sesenta en el siglo XX, los nombres de Lennon y McCartney serán analizados al mismo nivel que los de Mozart y Beethoven (siempre he creído que si Mozart hubiera nacido en el siglo XX hubiera estado más cerca del Sgt. Peppers que de la ópera). La obra musical de los Beatles implica mantener unido el nombre de Lennon y de McCartney. Son tan inseparables que no se puede concebir la existencia de uno sin en el otro. Su simbiosis cambió el arte del mundo y provocó (junto con otros factores) la última gran revolución cultural del siglo XX. Aunque ambos admitieron que sólo compusieron juntos hasta 1962, siempre he creído que la competencia entre ambos fue lo que provocó las joyas musicales que son la mayoría de las canciones de los cuatro de Liverpool.

Musicalmente hablando, Paul siempre fue más popular. Mencione las primeras canciones de los Beatles que vengan a su memoria y casi le garantizo que la mayoría serán de Paul: Yesterday, Hey Jude, Let it be. Pero si piensa en la imagen de los Beatles, esa imagen es la del viejo Johnny cantando Twist and Shout con Paul y George haciendo los coros. John era la cara del grupo. Cuando uno se hace fanático del grupo se da cuenta que si bien Paul era un fabricante de éxitos, de esos que se venden por millones, John decidió a partir del Help! comenzar a competir directamente no con el mercado, sino con el “otro” poeta del pop (mejor dicho del Folk), Bob Dylan. Es extraño que Lennon siempre se proclamara como un auténtico rockanrolero si sus mejores canciones con los Beatles (You've got to hide your love away, In my Life, Dear Prudence por ejemplo) son maravillosas poesías que nos llenan la vida más que las silly love songs de Paul (por cierto, para los que NO son fanáticos, Silly Love Songs de McCartney como solista es una canción que Paul hizo en respuesta a un comentario despectivo de John sobre las canciones que él hacía).
¿Quién ganó este duelo de genios musicales? ¿Quién fue el mejor? Ese es uno de los debates más apasionados que los fanáticos de los Beatles con demasiado tiempo libre suelen tener. Mi respuesta es muy sencilla: Paul fue el mejor Beatle. Como músico lo logró todo con el cuarteto. Pero le tomó casi veinte años de carrera como solista llegar de nuevo al nivel de calidad que demostró con los cuatro grandes (usted puede ir botando a la basura todo el material de Paul de los setentas y ochentas, es casi tan malo como casi TODA LA MUSICA DE LOS SETENTAS Y OCHENTAS, pero cuando llegue al Flaming Pie guárdelo de inmediato, ESE es Paul otra vez). En su carrera de solista George fue el que demostró su calidad casi con sólo salir del grupo (sus únicos fiascos son el fraude por plagio de “My sweet Lord” y esa porquería comercial de “I got my mind set on you) y sorprendentemente, Ringo fue el primero en tener un Nº 1.

John como solista tuvo sus altos, sus bajos, e Imagine.

Ninguno de los tres restantes pudo hacer algo parecido a Imagine. Con una canción el señor Lennon conquistó el mundo. Lo sorprendente es que Imagine pasó inadvertida en 1971 cuando el álbum fue lanzado porque los medios estaban más interesados en las polémicas de John y Paul sobre la separación y liquidación financiera de los Beatles (el álbum Imagine contiene una canción: “How do you sleep?” que es una de las más ácidas críticas que John le hizo a Paul en su vida). Pero en algún momento de los setentas, en medio de tantas guerras, de tanta estupidez a favor de la violencia y del odio, alguien descubrió Imagine y la transformó en el himno mundial de la paz.

John era además Yoko. Casi a ningun fanático de los Beatles le gusta la idea de Yoko Ono (y quien la haya oído cantar queda dispuesto a buscar una magnun 357 y hacer algo grave con ella). Pero de alguna forma fue la mejor cosa que le pudo pasar a John en su vida. Por años esta mujer ha sido analizada por los medios de todas las maneras posibles dejándola siempre como una especie de Satanás oriental que aniquiló a los Beatles (olvidando olímpicamente que Paul hizo añicos la moral del grupo durante los últimos dos años reclamando para sí la propiedad del grupo, al punto de editar el documental del Let it be para que fuera casi como “Paul y mi grupo de acompañamiento”).
Analizadas varias biografías de Lennon llegué a algunas conclusiones: Gracias a Yoko, John dejó las drogas. Como administradora de los bienes de John lo transformó de ser un rockero millonario a ser un amo de casa Multimillonario (ninguno de los Beatles ha tenido un administrador más efectivo que Yoko). Le dio un hijo. Lo acompañó en sus días más oscuros, cuando todo el universo estaba en contra de ellos. Podría seguir señores, pero es más fácil resumirlo así: Yoko es la mujer de la que John está cantando en "Woman" (la mejor canción de amor de Lennon). Por último, cuando John muere asesinado, Yoko comienza su proceso de canonización, elevando la imagen de John al mismo nivel que la de Gandhi.

Por aquí comencé mi comentario. Nunca he podido ver a John como un símbolo de paz. No considero que haya sido tan importante como un Mandela. Era un músico. Uno endiabladamente bueno. Uno además con una conciencia social tan grande que lo hizo comprometerse con un mensaje de Paz en tiempos en que eso era peligroso si usted vivía en Estados Unidos. Imagine y Happy X-Mas son para mí las dos mejores canciones de paz que haya escuchado en mi vida. Pero se nos olvida que el compromiso de paz de John se dio durante lo que él mismo llamó su década perdida, mientras se dedicaba a navegar por un abismo de drogas y alcohol. Luego a mediados de los setenta con el nacimiento de Sean, Mr. Lennon se retira y se transforma en el modelo de padre hogareño que cuida el bebé mientras mamá trae el pan al hogar. Su compromiso con la paz quedó en sus discos, en sus camas de paz a principios de los setentas y en una que otra entrevista en la que dejaba claro que era un gran pensador, un genio musical, un maravilloso padre de familia (con su segundo hijo, su primogénito por otro lado no comparte esa opinión) y que estaba dispuesto a proclamar la paz a quien quisiera oírlo. Pero no creo que fuera un verdadero héroe de la paz… pero señores, seamos francos, ¿es que en realidad hay alguien que pueda reclamar ese título?

Yo me estoy acercando a la edad de Lennon (la edad que tendrá por siempre, porque al morir a los 40 lo recordaremos siempre a esa edad) y ahora lo veo como el amigo que logró grandes cosas y al cual has admirado mucho, pero que con la perspectiva de la edad te das cuenta que vos, en tu mundo, con tus logros cotidianos, en cierta forma eres tan grande como él, sólo que tus obras no te han hecho multimillonario ni eres adorado como un semidiós por miles de fans. Pero John es un amigo que me sigue hablando, porque de vez en cuando me siento con el él a ver las ruedas girar. Porque cuando quiero dormir a Eduardo Andrés le tarareo "Beautiful" Boy. Por que siempre que recuerdo mis viajes a Chirripó, "In my Life" es el fondo musical que acompaña los recuerdos de las imágenes de la montaña. Porque ahora lo leo y entiendo mejor su humor ácido. Porque como él, me da asco la hipocresía de este mundo occidental. Es más, cada día me cae mejor Yoko: comparada con la última esposa de McCartney, Yoko es un ángel.

Y termino este saludo de cumpleaños con un saludo a Paul. 26 años después de su muerte, la sombra de John sigue sobre Paul. A la fecha Paul ha logrado todo lo que un músico puede lograr. Es más Sir Paul es ahora un connotado compositor sinfónico y el hombre más rico del mundo del espectáculo, además de seguir siendo endiabladamente bueno tocando el viejo rock’n’roll. Y si bien lo ha logrado todo, hay algo que nunca podrá tener:

Paul nunca será el compositor de Imagine.

Y los Beatles, por siempre, serán la banda de John.

viernes, octubre 06, 2006

Comentarios cortos

Me quedé esperando ver en canal 7, la toma del cadáver sangrante del accidente de motocicleta que hubo el martes en la noche en La Uruca. Además me quedé esperando que los periodistas del 7 hicieran las tradicionales preguntas inteligentes a los familiares del accidentado que llegaron al lugar: ¿Doña Fulana, le dolió mucho la muerte de su hermano? ¿es duro ver el cadáver de un familiar querido en la carretera?. En fin, en la de menos ya las noticias del siete dejaron de ser amarillistas.

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Al parecer, según los medios de comunicación, es pecado que un obispo critique a la policía, PORQUE NO DEJAN ENTRAR A LA GENTE A MISA Y LA QUE ENTRA LA REQUISAN COMO SI OSAMA BIN LADEM Y SUS MUCHACHOS SE HUBIERAN MUDADO A SAN CARLOS Y ADEMÁS SE HICIERON CATÓLICOS.

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Aclaro, me parece que los protestantes anti-TLC que andan siguiendo a Arias por todo el país, están más interesados en insultar al presidente y su séquito y generar violencia que en que su protesta tenga algo de sentido. Por supuesto, nada satisface más al Gobierno que garrotear un poco a los protestantes. El concepto de protesta pacífica, señores anti-TLC ha ganado más batallas en el mundo que las pachucadas. Además, estar siguiendo a Oscar por todo lado lo único que está provocando es desgatar el movimiento, lo que hará que a la hora de la verdad pierda fuerza y credibilidad. Por supuesto, la mayoría de los camaradas no me van a escuchar (yo sigo siendo el mismo dirigente estudiantil que reiteradamente repudié al SINDEU cuando quería gobernar a la FEUCR en las manifestaciones contra Thelmo Vargas) pero tomen nota, están desgastando innecesariamente el movimiento anti-TLC.

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Es octubre, y mientras todo el país en lo deportivo está desamparado viendo las inutilidades de Saprissa y Alajuelense, este cristiano disfruta de las semifinales del baloncesto nacional y del béisbol de las Grandes Ligas, y no me pudro el hígado viéndolos (especialmente ayer que ganó el Glorioso Liceo de Costa Rica). Hace veinte años, el deporte favorito de los costarricenses entre 18 y 25 años era el baloncesto, nuestro Estado y nuestra empresa privada decidieron darle entonces todo el apoyo económico del mundo… al fútbol por supuesto.

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Ahora si usted sigue las secciones deportivas de los medios en nuestro país verá que el 75% o 80% del contenido tiene que ver con fútbol. El New York Times trae cada día más de 20 artículos deportivos que cubren todas las disciplinas. Para los gringos, si uno de sus equipos tiene un fracaso (como el béisbol en mayo o el baloncesto en agosto), le quedan diez o más disciplinas deportivas donde entretenerse. Aquí un equipo chileno y otro hondureño acaban de aniquilar TODO el deporte costarricense (Nota al margen: Les garantizo que la participación de Puntarenas en el Torneo de UNCAF no recibirá ni el 15% de cobertura que la de los dos grandes)

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Un senador gringo ha sido descubierto en un escándalo sexual y de una vez, para evitar más daños a su partido, al congreso y a la imagen del gobierno de su país, decide renunciar. Aquí sucede lo mismo y casi se monta una novela venezolana para resolver el caso (el cual por supuesto, ustedes y yo sabemos, no va a terminar en nada).

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Slogan de campaña de los republicanos para las elecciones de medio período en USA: Now we also have degenerates.

Slogan de campaña de los demócratas para las elecciones de medio período en USA: But ours like girls with at least the legal age for voting.

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El lunes hubiera cumplido años John Winston Lennon. Los que no son aficionados a uno de los cuatro evangelistas de la era post-moderna mejor no visiten el blog el próximo lunes.

lunes, octubre 02, 2006

Desempolvando la biblioteca (4) El cura, el comunista y el Cristo.


Los conocí hace ya bastantes años cuando entrando en la adolescencia, mi madre me permitió el acceso a los libros que ella y mi padre leían. No era mi primer autor italiano (ya DeAmicis me había presentado algunas postales de Italia), pero Giovanni Guareschi (1908-1968) se encargó de presentarnos un pueblito europeo que en muchas cosas se parece bastante a nuestros pueblitos latinoamericanos.

Don Camilo, La Vuelta de don Camilo, El Camarada Don Camilo y Don Camilo y los jóvenes de hoy, constituyen cuatro recopilaciones de cuentos que el autor publicara periódicamente en el periódico Cándido en el período de la posguerra (Originalmente los relatos se denominaban Mondo Pícolo). La trama es sencilla, en el pueblo (que no recibe nombre pero que es cualquier pueblo rural a orillas del Po en el Norte Italiano), se vive con tranquilidad sin pensar tanto en las clases sociales si no más bien en las creencias políticas y religiosas. El gran rector del pueblo es el cura, el famoso Don Camilo, un hombrazo grande con manos como palas que cuando la palabra de Dios no quiere entrar en la cabeza de sus fieles él trata de meterla a trancazo limpio. Al frente están los comunistas, encabezados por el camarada Peppone un bruto grandote capaz de sentar a un buey de una manazo. Ambos son leales enemigos y los relatos inician cuando en el pueblo Peppone (y por ende los comunistas) acaba de ser elegido Alcalde del Pueblo.

Las aventuras de estos dos compañeros de mil batallas van desde enfrentar huelgas, enterrar ancianas, sanar heridas que dejó la guerra, enterrar el pasado fascista, ayudar a amantes desesperados y de vez en cuando intercambiar unos cuantos golpes entre ellos para no perder la costumbre de saberse enemigos inseparables que dependen el uno del otro para justificar su existencia. En medio de ello surge la figura del Cristo del Altar mayor de la Iglesia del Pueblo, que, si bien le habla directamente a Don Camilo, en ocasiones decide darle a éste una lección escuchando más a Peppone.

Es un pueblo rural, donde la gente se conoce desde hace generaciones, donde se contradice al cura no por querer ser enemigo de Dios sino para que el sacerdote se enoje y se critica al Alcalde no porque sea un mal sujeto sino al fin y al cabo es comunista y en esos tiempos de la posguerra nadie quería a los comunistas.

El relato es ameno siempre, por ratos es hilarante y por ratos triste. El Cristo nos recuerda a nuestra conciencia, independientemente de nuestras creencias y el pueblo se nos parece a cualquier aldea que hayamos conocido, donde la gente no se extraña de que el cura y el alcalde se líen a trompadas, ni que el hijo del mayor comunista del mundo se quiera casar con la hija del mayor reaccionario del universo, ni que el obispo no pueda entender a su cura ni el comité político del partido no comprenda a su Alcalde. Un pueblo donde incluso uno se encuentra caminando por la margen del río a un fantasma y en vez de asustarse la gente le pregunta como está (sí, el realismo mágico no siempre es latinoamericano). Por cierto, el río es uno de los protagonistas, tan importante como el Flaco, el Brusco, Tormento, el obispo, etc.

Los cuatro volúmenes cubren varios períodos de la historia italiana, de ellos el tercero (El camarada Don Camilo) es el más flojo por cuanto Guareschi era un férreo anticomunista que aprovechó su piccolo mondo para fingir un viaje a la U.R.S.S. que más parecía un folleto de propaganda de la CIA (aunque hay que decirlo, decía algunas verdades). Vale la pena leerlos todos, especialmente los dos primeros, que tienen los pasajes más delirantes. El último de ellos, publicado de forma póstuma, reflejaba el choque de generaciones del cura (que no entiende para nada el Concilio Vaticano II) y el Alcalde (que no entiende para nada el comunismo moderno que los chinos le quieren imponer al pueblo) y de ambos frente a una juventud desenfrenada que no quiere creer en nada.

Los dejo con el autor, para que entiendan un poco mejor su obra:

Uno ahora me dice: hermano ¿por qué me cuentas, estas historias?

Porque sí, respondo yo. Porque es preciso darse cuenta de que en esta desgraciada lonja de tierra situada entre el río y el monte pueden suceder cosas que no ocurren en otra parte. Cosas que nunca desentonan con el paisaje. Allá sopla un aire especial que hace bien a los vivos y a los muertos, y allá tienen un alma hasta los perros. Entonces se comprende mejor a don Camilo, a Pepón y a toda la otra gente. Y nadie se asombra de que el Cristo hable y de que uno pueda romperle la cabeza a otro, pero honradamente, es decir, sin odio. Tampoco asombra que al fin dos enemigos se encuentren de acuerdo sobre las cosas esenciales.

Porque es el amplio, el eterno respiro del río el que limpia el aire. Del río plácido y majestuoso, sobre cuyo dique; al atardecer, pasa rápida la Muerte en bicicleta. O pasas tú de noche sobre el dique y te detienes, te sientas y te pones a mirar dentro de un pequeño cementerio que está allí, debajo del terraplén. Y si la sombra de un muerto viene a sentarse junto a ti, no te espantas y te pones a platicar tranquilamente con ella.

He aquí el aire que se respira en esa faja de tierra a trasmano; y se comprende fácilmente en qué Pueden convertirse allá las cosas de la política.

En estas historias habla a menudo el Cristo crucificado, pues los personajes principales son tres: el cura don Camilo, el comunista Pepón y el Cristo crucificado.

Y bien, aquí conviene explicarse: si los curas se sienten ofendidos por causa de don Camilo, son muy dueños de romperme en la cabeza la vela más gorda; si los comunistas se sienten ofendidos por causa de Pepón, también son muy dueños de sacudirme con un palo en el lomo. Pero si algún otro se siente ofendido por causa de los discursos del Cristo, no hay nada que hacer, porqué el que habla en mi historia no es Cristo, sino mi Cristo, esto es, la voz de mi conciencia.

Asunto mío personal; asuntos íntimos míos.

Conque, cada uno para sí y Dios con todos.