jueves, agosto 03, 2006

Ahora que el TSE Pide ayuda

Vi en la prensa que el Tribunal Supremo de Elecciones está pidiendo Auxiliares Electorales para el proceso de elecciones municipales.

Me pareció un excelente momento para recordar una nota que este servidor tuvo que remitir al TSE hace cuatro años y que a la fecha de hoy, no ha sido contestada.


San José, 18 de febrero de 2002

Señor

Lic. Oscar Fonseca Montoya

Presidente

Tribunal Supremo de Elecciones

Honorable Magistrado:

A través de conocidos y familiares me he enterado de las manifestaciones dadas a la prensa por su persona en el sentido de que los Auxiliares Electorales que participamos en la primera ronda electoral, el pasado domingo tres de febrero, no fuimos capaces de cumplir con la labor que se nos encomendó, al punto de estimar poco conveniente utilizar la figura del Auxiliar en la segunda ronda electoral o en futuros procesos electorales.

De ser ciertas dichas manifestaciones, me parece que se ha incurrido en una generalización injusta, y también se nos ha endilgado a los ciudadanos que cumplimos esa función, una responsabilidad que no nos correspondía, por cuanto el propio Tribunal nunca nos dio esa responsabilidad.

Como usted bien lo conoce el Reglamento de Auxiliares Electorales establecía nuestras funciones como un órgano consultivo externo, ajeno a las decisiones finales que adoptara la Junta Electoral. La responsabilidad de las acciones de los miembros de la Junta Electoral recaía únicamente en ellos, por cuanto a nosotros no se nos invistió de autoridad alguna para detener actos, impugnar decisiones o declarar nulidades. En este aspecto, las capacitaciones recibidas fueron particularmente específicas en cuanto a que no podíamos intervenir en las decisiones de las Juntas Electorales, limitando nuestra función a simples observadores y consultores del proceso. Si la Junta, pese a nuestras advertencias y consejos se negaba a adoptar determinadas medidas, nuestra única “arma” consistía en dejar constancia de los hechos en la bitácora remitida a tal efecto y señalar cualquier irregularidad al Delegado del Tribunal.

Antes de endilgarnos la responsabilidad de los errores incurridos en las Juntas, debería de haberse revisado los reportes de las bitácoras de todos los Auxiliares Electorales, con el fin de determinar si éstos había o no cumplido con su labor.

El programa de Auxiliares Electorales tuvo su primer tropiezo al no cumplirse con las metas de reclutamiento capacitación antes de la entrega de material electoral. Ejemplo de estos es que en el programa de radio del Tribunal transmitido al mediodía por Radio Reloj, me tocó escuchar una aviso de capacitación para auxiliares en Nicoya que se celebraría el 26 de enero (una semana antes de las elecciones y ya con el material electoral en manos de la Juntas). Además fue evidente que los Auxiliares que fuimos capacitados en diciembre recibimos más horas de capacitación (dos sesiones de tres horas) que aquellos que acudieron en enero (una sesión de dos horas). Uno de los puntos de la capacitación era relacionado con la entrega del material electoral a la Junta Receptora. De conformidad con lo señalado por los funcionarios del Tribunal, el Auxiliar debía estar presente al momento de la primera revisión del material. Creo que no miento al afirmar que ningún auxiliar pudo cumplir con ese primer deber por cuanto los materiales fueron entregados antes de que los nombramientos de los Auxiliares estuvieran listos. Este primer contacto con la Junta Electoral se dio hasta el día de las elecciones, quitándonos la posibilidad de detectar cualquier irregularidad previa.

Súmese a lo anterior que era evidente la falta de capacitación de los Miembros de Mesa, la cual los llevaba a tomar decisiones equivocadas pese a nuestras advertencias, y la evidente falta de resolución de los Asesores Electorales (los cuales en el caso de la escuela donde presté servicios brillaron por su ausencia hasta altas horas de la tarde, cuando aparecieron con la única función de recoger los telegramas) y del Delegado del Tribunal. En este último caso, el Delegado del Tribunal de la Escuela de La Aurora de Heredia tenía una sola respuesta a los problemas: “La Junta era autónoma a la hora de tomar decisiones”, lo cual, aunado al hecho jurídico señalado de que los auxiliares carecíamos de autoridad, impedía que nuestra labor se notara.

Sé de auxiliares electorales (como quien suscribe) que fueron escuchados por los Miembros de Mesa y cuya labor fue coordinada y con excelentes resultados, sin embargo, hubo suficientes casos en que el Presidente de la Mesa desoía las recomendaciones del Auxiliar y amparado en la “soberanía” de la Junta tomó decisiones erradas e incluso contrarias a derecho (de esto es testigo mi esposa, que prestó servicios como Auxiliar y que sufrió la continua desatención de las normas por parte del Presidente de Mesa). Incluso quien suscribe tuvo que presenciar el penoso espectáculo de observar a una Fiscal General de un partido político regañar airadamente a una Auxiliar mientras que el Delegado del Tribunal parecía no encontrar respuestas al conflicto, al punto de consultarme a mí sobre la forma en que debía solucionar ese diferendo. Aclaro, no dudo que existieran Auxiliares que fallaran en sus labores, pero no se les debe poner en la misma balanza de los que sí cumplimos.

Es decir, se nos achaca la responsabilidad de los errores en las mesas, pero no se señala que los Miembros de Mesa no estaban debidamente capacitados, que los Delegados del Tribunal ratificaban la autonomía de las Juntas Electorales, y que de conformidad con la normativa carecíamos de autoridad para imponer nuestro criterio sobre esa autonomía. ¿De quién fue entonces la responsabilidad de los errores?

Quiero aclarar que quien suscribe estuvo dispuesto a formar parte del programa de auxiliares electorales desde sus inicios. Incluso, al momento de inscribirme, ignoraba que el Tribunal Supremo de Elecciones iba a cancelar honorarios por ese servicio, y que hubiera estado dispuesto a laborar de forma voluntaria como siempre he laborado en los procesos electorales. Hago estas manifestaciones porque me parece un error del Tribunal el no incluir al Auxiliar Electoral en la Segunda Ronda electoral que se celebrará el 7 de abril. Es muy probable que para ese proceso se presenten mayores problemas debido a los inconvenientes vistos en el actual proceso.

Me explico: Si las agrupaciones políticas tuvieron serios problemas para acreditar a sus Miembros de Mesa y fiscales en el anterior proceso, y severos inconvenientes para que estos miembros y fiscales se presentaran a laborar, es muy probable que estos inconvenientes se agraven en una segunda ronda. Más si se toma en cuenta que es posible que los Miembros de Mesa de grupos como Fuerza Democrática, Movimiento Libertario, Acción Ciudadana o Renovación Costarricense, no encuentren motivación alguna para laborar en un proceso donde sus partidos políticos no están involucrados de forma directa (en días pasados me consultó un miembro de mesa del PAC cómo iban a recibir alimentación o transporte si su partido no estaba involucrado). Resulta necesario garantizar la presencia del Tribunal en las mesas en esa segunda ronda, y frente al escenario señalado el Auxiliar Electoral podría ser el mejor garante del Proceso.

Espero su reconsideración sobre los puntos señalados, y que se encuentre la forma de mantener la figura del Auxiliar Electoral como un elemento de garantía de la pureza de nuestro proceso electoral, y que se mejore y refuerce jurídicamente la figura. En cuanto al costo, estoy seguro de que muchos de los que participamos lo haríamos nuevamente forma voluntaria, y aquellos que no, podrían ser sustituidos, o bien asignar Auxiliares que asesoren varias mesas al mismo tiempo. Si el concepto original de la figura implica necesariamente el pago de honorarios, entonces establecer pagos diferidos en el tiempo que permitan Tribunal acomodar su presupuesto. Pero no puede desperdiciarse los recursos invertidos y la capacitación de los Auxiliares (a la que debe sumarse la experiencia de haber participado ya en su primer proceso electoral) y desechar la idea cuando los fallos incurridos no eran de su entera responsabilidad.

Con toda consideración y respeto, y quedando a las órdenes del Tribunal, se suscribe atentamente,

Lic. Eduardo E. Mora Castro.

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