jueves, noviembre 09, 2006

Volvio Daniel

Daniel el de los anteojos a prueba de balas (ahora usa contactos a prueba de balas supongo).

Cuya esposa hacía compras en la 5ª avenida de NYC mientras su marido hablaba de pobreza y revolución en Nicaragua.

El que tiene una casa tan capitalista que hasta un campo de béisbol hay dentro de ella.

Que para tener esa casa hasta cerró una calle pública.

El mismo hermano de Humberto.

Humberto, cuyos guardaespaldas mataron a tiros a un pobre tipo cuyo único delito fue adelantarlo en la carretera sur.

Daniel el empresario que ahora cree en la macroeconomía.

El que firmó un pacto con los Liberales para garantizar la piñata y la impunidad.

El que ahora se da el lujo de comulgar el día antes de las elecciones después de haber llenado de insultos en su momento al Papa.

Yo conozco nicaragüenses que huyeron de Somoza primero para luego huir de Daniel y los nueve.

Por supuesto, los camaradas criollos deben estar que brincan de la contentera con la elección de un nuevo izquierdista en Latinoamérica.

Para ellos no importa que sea un genocida como Somoza (pregúntenle a los indígenas del Caribe Nicaragüense).

Ni un corrupto como Alemán (yo creo que el gordo lo llama “maestro”)

Ni que para ser comunista tenga más plata que los ladrones (bueno al menos él y Humberto tienen más dinero que Alemán).

Ay Nicaragua… Nicaraguita…

2 comentarios:

Solentiname dijo...

Yo creo que la condición de revolucionario no elimina la posibilidad de tener dinero, el cómo es el tema. No se malentienda, no justifico su ausencia de coherencia.

Lo que me da tristeza es aquello de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Ellos vivieron todo eso, y sin embargo, lo eligieron.

Julia Ardón dijo...

A este señor no se le puede catalogar de nada más que de un manipulador y politiquero.
Con él sólo están 3 de aquellos nueve.
Tampoco es comunista...comunista es Saramago y Fidel Castro, que ya están viejitos, este señor es bien neoliberal y católico...

Aquello no fue lo que es hoy. Con este don cualquier cosa puede pasar.