miércoles, noviembre 22, 2006

Dos juicios

En cuarenta y ocho horas hemos presenciado el desenlace de dos procesos judiciales que han ocupado los titulares de la prensa nacional: El caso del homicidio de la periodista Ivannia Mora y el proceso por el asalto bancario en Monteverde. Desde el punto de vista del interés noticioso, ambos son lanzados a la primera plana por razones distintas: El primero al parecer le ha costado la carrera al Fiscal General, el segundo ha dejado abiertas las heridas de las víctimas.

El primer caso será uno de los más trascendentes desde el punto de vista del proceso penal: Se discutirá en la Sala III si en el proceso previo al debate los jueces validan o no las pruebas que se han recolectado en la investigación. Ayer después de dos discusiones diferentes con colegas abogados, no nos fue posible llegar a una conclusión definitiva. Los argumentos del señor Fiscal General parecen válidos desde un punto de vista teórico: Si los actos han sido impugnados varias veces en la etapa de investigación y todas las impugnaciones han sido rechazadas por Jueces Penales parece que esos actos son totalmente válidos, por lo que no se justifica la nulidad en sentencia. Digo que el argumento parece válido desde un punto de vista teórico por cuanto la Ley a aplicar (el Código Procesal Penal) no da una solución absoluta al tema.

Por otra parte, la práctica procesal es que los jueces de la fase intermedia y el juez de la audiencia preliminar por lo general no valoran la legalidad de los actos sino que simplemente los enumeran como elementos para el debate y dejan al Tribunal de Juicio determinar la validez de las actuaciones realizadas. Cualquiera de las dos teorías las elaboramos los colegas partiendo de la base de que no conocíamos el expediente judicial y por tanto no podemos valorar las actuaciones reales de las partes y los jueces en el proceso. Sin embargo, mi experiencia profesional me ha enseñado que la mayoría de los jueces no analizan, por ejemplo, la legalidad de una prueba en la fase intermedia.

Por esto el debate que enfrenta la Sala III será trascendental para el futuro de los procesos penales. La Sala deberá resolver si la fase intermedia del proceso produce actos válidos que no pueden ser impugnados en debate o si se mantiene la práctica actual de que el Tribunal de Juicio tiene las facultades legales suficientes para revisar todas las actuaciones previas. Para nosotros los abogados, la resolución final del caso será a todas luces trascendental.

El segundo proceso, de haber ocurrido su sentencia en otra fecha, llamaría la atención también desde el punto de vista jurídico, pero hay un elemento social que me preocupa más. En este caso, las víctimas no han obtenido retribución alguna por el crimen cometido. Hablando nuevamente sin tener acceso al expediente, resulta llamativo para este abogado el conocer las razones que expresará el Tribunal de Juicio para eximir de responsabilidad civil al Banco Nacional, la empresa de seguridad y al Estado. Pero lo que más me llama la atención es la reacción de las víctimas frente a la condena del imputado: esta sentencia no produce ningún alivio al dolor ocasionado. De nada les sirve a ellos saber que por los próximos años, casi hasta el final de su vida, el imputado estará recluido, eso no les devolverá a los parientes fallecidos, ni les devolverá la paz a los sobrevivientes. Además si creemos en las nota de prensa, el imputado no demostró la mínima muestra de arrepentimiento e incluso lo podemos ver en fotografías con porte sereno (y a mí al menos me parece hasta arrogante). Pregúnteles a los familiares de los fallecidos y a las demás víctimas si aprobarían una reforma constitucional a favor de la pena de muerte. Los resultados de esa encuesta a nivel nacional, frente a un caso como el de Monteverde, serían creo yo favorables a que nos devolviéramos más de un siglo atrás en materia de derechos individuales, pero este es un fenómeno real.

La sociedad occidental está experimentando un fenómeno masivo de repudio hacia los criminales, y exige penas más severas y castigos más ejemplarizantes y existen bastantes abogados penalistas que apoyan esta idea. Para ellos, un proceso como el de Monteverde es ejemplarizante: Las víctimas no recibieron nada, el victimario pasará el resto de sus días, viviendo en una cárcel, pero vivo, y sin ni siquiera manifestar arrepentimiento de lo ocurrido.

Aquí los dos juicios se juntan: Los detractores del sistema actual dirán además: Los jueces en el primer caso privilegiaron los derechos de los imputados sobre los de la víctima. Estos son los dos vicios principales del sistema penal actual: el imputado tiene todos los derechos y cuando es condenado la condena no resarce el daño hecho. Los defensores del sistema dirán que esas garantías son las que permiten que un inocente no vaya a la cárcel por error y que la justicia penal no es venganza. El debate seguirá en las esferas académicas y políticas. Nuevas reformas vendrán al Código Penal y al Código Procesal Penal. Hasta que vuelva a ocurrir: otro caso similar a estos dos juicios y de nuevo el debate sobre qué debemos hacer.

En el ínterin, los ciudadanos le vamos perdiendo más y más el respeto al sistema judicial, que se supone es el ancla de cualquier democracia. Aquí comienza el verdadero riesgo. Aquí es cuando los ciudadanos comienzan a tomar la justicia penal en sus manos. Y ya no nos extraña ver que a un ladrón lo vapuleen en el vecindario hasta dejarlo medio muerto. Es más, probablemente nos acerquemos al corro de agresores y aplaudamos el hecho.

3 comentarios:

Solentiname dijo...

Como ex fiscal, reitero: los jueces de la etapa intermedia en la audiencia preliminar están de adorno. Le pasan el chicharrón al tribunal con el cuento de que no deben convertir la audiencia en un debate.

Con Monteverde, es impresionante el cmabio de aquel tip desnutrido, sucio y desorientado, al gordito arrogante panzoncito que se ve en la tele.

Creo que fue un error poner a todos los acusados en el banquillo juntos. Lo ideal era primero la condena penal y luego ir a un proceso civil. La diligencia del banco, del estado o de la empresa de seguridad debe haberse visto pálida o casi transparente ante los testimonios tan crudos que se deben haber escuchado ahí. Y los jueces, Vallo, ni son de palo ni suelen ser lo técnicos y obejtivos que uno quisiera. Es un juicio de jurado... solo que son 3, no 12, escogidos casi al azar y que tienen eso de trabajo permanente.

Matriuzka dijo...

Me parece sumamente útil tu texto. La parte "teórica" es fundamental para una persona como yo que sabe poco (por no decir nada) sobre derecho. Gracias por tomarte la molestia de escribir para que nos quedara claro a todos.

Casualmente (bueno, no casualmente, la realidad nacional lleva a estas conversaciones) hace pocos días conversábamos sobre el problema tan grande que tenemos al estar perdiendo la fe en el sistema judicial. Toda esta frustración en las personas es demasiado preocupante. Lo que más me preocupa es que yo creo que no es "el inicio" ya esa etapa pasó.

De manera personal yo no estoy de acuerdo con la pena de muerte, pero entiendo que la situación por la que estamos pasando incline a gran parte de la población a considerarla, más que como una opción, como LA solución.

¡Saludos!

Homo surfus dijo...

Yo simplemente daba por un hecho el encarcelamiento vitalicio de los sicarios y a ese tal Millot. Lo demás es pura pendejada...