jueves, julio 06, 2006

Es pecado matar un ruiseñor…

Este es un servicio público para los quince mil abogados que hay en Costa Rica (y los miles de millones que hay en el mundo): Este libro es de tan lectura tan obligatoria como la Teoría Pura del Derecho de Kelsen o la sentencia de Madbury vs Madison. Hay un momento en nuestra carrera profesional en que corremos el riesgo de perder el alma. De volvernos esa criatura ávida de dinero y poder que desde su torre de marfil cree que sus conocimientos y su manejo de la Ley le permiten ser superior a los demás, y dominar el mundo (si vieron el Abogado del Diablo con Pacino, ya saben de qué tipo de abogados estoy hablando). En ese punto de su vida, busque el libro de Harper Lee, y ríndase desde la primera frase:

…yo creo que los abogados también fueron niños…

Harper Lee (1926-?) es una de las novelistas más famosas de los Estados Unidos y ganadora del Premio Pulitzer. Su recreación del sur de los Estados Unidos (Alabama para ser más específicos) en los años previos a la segunda guerra mundial, es uno de los mejores documentos en contra de la hipocresía de la sociedad norteamericana que consideraba suficiente con haber “liberado” a los esclavos africanos pero que los seguía considerando seres sin derechos (nótese que no digo ciudadanos). Aclamada por todo Estados Unidos y el mundo literario, Ms. Lee es famosa además por el hecho de que sólo escribió UNA novela en toda su vida: Matar a un Ruiseñor (To Kill a Mockingbird), inspirada en su relación con su padre, que era abogado y en su vida en el sur de los Estados Unidos.

La novela nos llega a través de los ojos de Jean Louis Finch, apodada Scout, residente en Maycomb Alabama. Es un viaje de tres veranos que comienza la primera vez que su hermano mayor Jem y su amigo Dill Harry (Charles Baker Harry un niño sin padres ni hogar que pasa de familia en familia pero que todos los veranos llega a Maycomb), tratan de comunicarse con Bo Radley, el psicópata del pueblo, que vive en la misma calle que los Finch en la casa que todo barrio tiene y que se caracteriza por parecer una casa de fantasmas.

Scout y Jem son criados por su padre, al cual llaman descaradamente por su nombre Atticus. Mr Finch es el abogado más conocido del pueblo y el más viejo. Viudo y demasiado mayor (más de cincuenta) para estar criando a una niña de seis y a un niño de nueve, Atticus vive su vida bajo un código moral bastante simple: La mejor forma de evitar conflictos es comprender bien la posición de tu adversario, y para hacerlo debes ponerte en sus zapatos: Sólo cuando entiendes las razones por las cuales una persona toma sus decisiones puedes comprender cual es su visión del mundo. Atticus se lo explica a Scout cuando la niña tiene un problema en la escuela: La maestra es recién llegada al pueblo y no sabe que no hay niños que no tienen nada para comer, pero que en su pobreza viven con orgullo. La niña trata de explicárselo de la forma en que los niños hablan (es decir sin rodeos ni hipocresías) y la maestra piensa que la niña se está burlando de ella y la castiga.

Scout está tan furiosa que no desea volver nunca a la escuela, pero Atticus le explica que si ella se pone en los zapatos de su maestra verá que ella también habría reaccionado igual: La maestra no conoce el sur, no conoce la pobreza extrema, no conoce que hay pobreza con orgullo, pero pronto lo aprenderá, Scout debe aprender a tenerle paciencia a su maestra así como la maestra deberá aprender a convivir en Maycomb.

Hasta este punto la novela es sólo un recuento de las aventuras de Scout, Jem y Dill, con las cuales se aprovecha para presentarnos a todos los habitantes de Maycomb, gente bastante decente toda ella, y también a los habitantes del basurero de Maycomb (los Ewell), gente no tan buena (pero blanca, les dirán algunos) y además a los habitantes que tienen que vivir más allá del basurero: los negros de Maycomb, entre ellos dos muy importantes: Carlpurnia, la empleada de los Finch, que ha cuidado a los niños desde que la madre de ellos murió, y Tom Robinson, hombre de familia, trabajador honrado, gran persona, y sospechoso de violar y golpear salvajemente a Mayela Ewell, hija del borracho Bob Ewell, del vago Bob Ewell, del agresor de menores Bob Ewell, que por supuesto cuando le grita al Sheriff que un negro violó a su hija, el Sheriff le cree de inmediato, porque por supuesto Mr. Ewell es blanco.

Por razones que Atticus nunca va a poder entender, el Juez Taylor decide que él debe ser el defensor de Tom Robinson. Defensor de oficio. Sin paga. Atticus se dedica a la actividad privada pero por haber sólo dos abogados en el pueblo más el fiscal de juicio, el Juez puede llamar a Atticus a cubrir una defensa. Mr. Finch tiene la facultad de aceptar o rechazar la defensa, y aquí, en este punto, el colega Atticus Finch debe decidir si a pesar de ser abogado todavía tiene alma en su cuerpo. Mr Finch se encuentra de frente al dilema que todo abogado debe enfrentar en su vida: dejar o no dejar de lado sus principios.

Hay que comprenderlo: Defender a un negro en contra de una mujer blanca. En un caso de violación (un habitante del pueblo lo resume bien: el problema no es que Atticus tenga que defenderlo, el problema es que va a defenderlo es decir Atticus no aceptaría el trabajo si no va a darlo todo por su cliente). Aceptar el caso implica ser considerado un nigger-lover por sus vecinos, sus amigos, todos blancos sureños de Alabama. Será despreciado incluso por miembros de su familia, y como era de esperarse sus hijos serán los que más sufran. En este punto todos sabemos que Tom Robinson es inocente, pero es un negro en un juicio de violación de una mujer blanca, con doce miembros del jurado que, oh casualidad, todos serán blancos. ¿Debe aceptar ese caso? Su hermano Jack se lo pregunta en Navidad… La respuesta debería estar grabada en piedra en las oficinas de todos los bufetes del mundo:

Si no tomo este caso, no podré levantarme en la mañana, no podré ver a mis hijos a los ojos, no podré educarlos, no tendré ninguna autoridad sobre ellos…

Dejar el caso es un acto de cobardía, pero le garantiza la comodidad y la paz. Atticus toma la decisión de su vida y con ella se salva de perder su alma, aunque el precio casi es demasiado alto.

El juicio es una belleza literaria incluso para los que no son abogados: ya que Atticus ha “destruido” toda la evidencia en contra de Robinson. Pero estamos en Alabama, en los 30’s, con un jurado de campesinos, la mayoría iletrados, honestos eso sí, pero que viven aún en el siglo XIX, porque los ciudadanos más honorables y educados de Maycomb se excusan de ser jurados para no ser víctimas del ostracismo que viven ahora los Finch y el caso queda reducido a la palabra del blanco Ewell contra el negro Robinson. En esas circunstancias el discurso final de la defensa es memorable:

Pero hay un lugar en este país en el cual todos los hombres son creados iguales – Existe una institución creada por el hombre que hace a un pobre igual a un Rockefeller, al hombre estúpido igual a un Einstein, y al hombre ignorante igual a cualquier rector de universidad. Esa institución, caballeros, es la corte. Puede ser la Corte Suprema de los Estados Unidos o la más humilde corte de Juez de Paz en la tierra, o esta honorable corte en la que ustedes prestan servicio. Nuestras cortes tienen sus faltas, como cualquier institución humana, pero en este país nuestras cortes son los grandes niveladores, y en nuestras cortes todos los hombres son creados iguales…

Creo que no hace falta contar cómo termina el juicio. Pero sí hay que aclarar que el libro no termina con el final del proceso judicial. Es más el proceso es la excusa que usa la autora para presentarnos cómo vive la sociedad gringa del sur, pero además cómo los padres deben a veces pasar por el infierno para enseñarles a sus hijos a no cometer los mismos pecados de su generación. Todos los niños piensan que su padre es el más grande de los hombres hasta que pierden la inocencia (¡GRACIAS ESCUELAS DEL MUNDO!) y comienzan a ver los defectos. Para Scout y Jem, a una edad muy temprana se habían desencantado de su padre y en esos tres veranos vivieron la redención de Atticus Finch y terminaron dándose cuenta que todavía, su padre es el más grande de los hombres.

Quisiera contárselos todo… casi puedo recitar de memoria todo el libro. Pero los dejo para que lo busquen y lo disfruten, les garantizo que Atticus, Jem, Dill, Bo Radley, y especialmente Scout son el tipo de acompañantes que uno quiere para toda la vida...

NOTAS FINALES: Si bien la protagonista es una niña de 6 años que cuenta la historia de tres veranos (es decir hasta que llega a los 9), este libro no lo recomiendo para niños, a menos que se encuentren en la etapa de la preadolescencia y puedan comprender términos como la violación y el racismo. Además existe una maravillosa película sobre este libro dirigida por Robert Mulligan y protagonizada por Gregory Peck en el mejor papel de su vida. Si encuentra la película (que es más fácil de localizar que el libro), no deje de leer el libro. A su manera, ambos son obras de arte.

8 comentarios:

Jules dijo...

excelente libro, sin embargo, me lo amargaron de por vida al analizarlo de la peor manera posible hasta el cansancio durante un laaaaaaargo año de colegio.

Insisto que el hombre de barro cubierto en nieve no representa racismo. grrrr

Eduardo Mora dijo...

No! era Mr Avery! Y el barro lo usaron porque no había nieve suficiente.
Ese es el problema de los libros obligatorios en el colegio: SIEMPRE SE PASEAN EN ELLOS LOS PROFESORES DE ESPAÑOL (o de inglés, que creo fue tu caso)

Solentiname dijo...

Vi la película pero nunca había leído el libro. Ahora me muero de ganas de leerlo.

Ericjms dijo...

Concuerdo en la habilidad de los profesores colegiales para defecarse en la literatura. Yo descubrí que era algo interesante justo cuando salí del cole.

Bueno, ¡ya lo busqué en una biblioteca virtual de cerca de 30.000 títulos y no lo encontré! :-S Seguiré buscando.

Eduardo Mora dijo...

Erick: Yo lo he buscado en más de 35 bibliotecas virtuales y te puedo asegurar: NO ESTA EN LA RED

Anónimo dijo...

Amigo, excelente blog. Este artículo me parece interesante, siempre la película me recordó mi niñez, como me imagino ocurrió con quienes leyeron el libro o vieron la película.

Elvis Martínez

Adrián Solís Rojas dijo...

...y disculpen mi anacronía, será posible encontrar ese libro en alguna biblioteca de esas raras y viejas, donde hay tinta y papel?

djtopo dijo...

genial la pelicula, hay que encontrar ese libro, de fijo es mejor leerlo...
no habrá algún libro de ese tipo para publicista como yo...
(creo que estoy perdiendo la parte humana en mi vida)
auxilio...