Dos fines de semana acudí con mis hijos a la Sabana para intentar ver algunas de las actividades del FIA. Digo intentar, por cuanto a los organizadores se les ocurrió un programa que establecía actividades separadas por HORAS, con la evidente intención de que uno pasara metido en la feria de artesanías o en los locales de comida. Además la "plaza del Farolito" era una carpa de tamaño reducido que una vez repleta se transformaba en un horno insoportable. (Me imagino que la idea de presentar espectáculos para niños en sitios cerrados y sin gran ventilación fue celebrada ampliamente por la Ministra de Salud).
La Sabana, al menos en la parte infantil, fue en mi criterio una deuda del FIA. Digamos que en cuestión de espectáculo mis hijos disfrutaron más el FIA gracias a los acróbatas y malabaristas callejeros que se instalaron en las zonas verdes a actuar "fuera de programa" y con sobrero incluido, que con los espectáculos oficiales. Salvo el domingo en que además del FIA estaba en el Paseo Colón el festival del gallo pinto, si usted no podía entrar al Farolito quedaba sin opciones.
Por supuesto estaba La Sabana para el sano esparcimiento de los padres y sus hijos ¿verdad?
No en realidad. Un 35-40% de la Sabana fue tomado por los cuidacarros que la transformaron en un parqueo digno de las fiestas de Zapote. El área del lago, como tenía programados los conciertos importantes comenzaba a llenarse desde el mediodía. Los senderos del parque eran zonas de paso para los automóviles que andaban por la libre y la zonas de comidas (algunas muy buenas admito) generaban esos famosos charcos de agua estancada que le generan esos famosos olores que nos ubican de nuevo en el recinto ferial de fin de año en San José.
En cuanto al tema de la basura, creo que ya ha sido tratado bastante por los medios de comunicación. No había basureros suficientes. En el área de comidas los basureros eran exclusivamente para reciclaje, es decir que si usted lo que tenía en las manos no clasificaba como botella de plástico, lata de aluminio, papel u orgánico, no podía botarlo. Los servicios sanitarios los consideramos como parte de una leyenda urbana que corría en los senderos, asegurando su existencia, pero no encontrando a nadie que los hubiera visto en realidad.
Al final de diez días de castigo, de un millón de visitantes, con su basura, sus desechos fisiológicos y sus automóviles, La Sabana quedó destrozada nuevamente, como cada dos años. Lo que me lleva a meter al nuevo Estadio Nacional en esta danza artística.
Todos los males que acabo de señalar sufrió La Sabana en estos diez días, fueron las plagas apocalípticas que los detractores de la construcción del Estadio Nacional clamaron como excusas para que el nuevo edificio no se construyera en La Sabana. Que los autos, que la Sabana transformada en parqueo, que la basura. Y hasta donde yo sé, ningún estadio del mundo (ni siquiera en los Mundiales o en una Olimpíada), funcionan 12 horas diarias por 10 días seguidos.
Y sin embargo, hasta donde yo entiendo, a nadie se le ocurre decir que el FIA hay que sacarlo de la Sabana.
miércoles, marzo 31, 2010
sábado, marzo 20, 2010
Desempolvando la Biblioteca 14: Gomorra
Uno de esos regalos que uno agradece, a principios de año recibí Gomorra de Roberto Saviano. Me había perdido la película y tomé el libro de inmediato para toparme con un enorme reportaje novelizado y que lo deja a uno pensando que el mundo está tan podrido que no tiene salvación posible.
De entrada, el autor nos mete de cabeza en la realidad del mundo de la moda, las prendas piratas, las prendas piratas que se hacen en Italia, las patrocinan ciudadanos Chinos y las venden con la marca original, encargadas por las propias casas de moda, con el fin de reducir costos y poder dar descuentos a los mayoristas y detallistas. El autor concluye: cualquier prenda que se compre con la marca italiana original en el continente americano tiene un 95% de probabilidades de ser pirata, aunque la compre en la tienda oficial de la marca.
Luego, la novela-reportaje se mete de cabeza en la camorra napolitana, la cual si bien no es tan "glamorosa" como la mafia siciliana, resulta ser efectivísima, mejor organizada, mas brutal y con mayor riqueza e injerencia en el comercio mundial que la OMC.
El autor está metido de cabeza no en la elaboración del reportaje, sino en la vida común del napolitano, el infierno de una sociedad sin ley, sin orden más que la ley de la selva, el crimen, la droga, el contrabando, y la muerte en todas sus presentaciones. El relato de Saviano lo deja asqueado a uno por cuanto él mismo ya no soporta esa realidad y la transmite crudamente, casi sin dejarnos respirar por el olor a podredumbre que el resto del mundo parece querer olvidar o mejor aún pasar por alto en nombre del libre comercio.
Saviano vive en la actualidad con una condena de muerte sobre su cabeza dictada por la única autoridad con poder en la Gomorra Moderna. Si ocurre el suceso, su libro será el más digno de los epitafios.
Gomorra (Sabiano, Roberto 2008) le quita a uno de la cabeza el romanticismo mafioso de las novelas de Puzo, y lo hace con la delicadeza de una patada en la boca-
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Desempolvando la Biblioteca
jueves, marzo 11, 2010
Un veto necesario...
La reforma a la Ley de Tránsito ha sufrido un procedimiento ajeno al sentido común, a la realidad nacional y al uso mínimo de la razón. Los diputados aprobaron un proyecto de forma precipitada por la presión de los medios de comunicación frente a los más de 300 muertos por año en nuestras carreteras.
La redacción de la Ley estuvo a cargo de analfabetas legislativos, que aniquilaron la eficacia de la norma por errores en la numeración y la redacción. La aplicación de la Ley en principio produjo un enfrentamiento del costarricense con una realidad que NUNCA quiso ver: Que debía cumplir con ciertos requisitos, que la licencia de conducir no es un derecho inalienable y que debía asumir la responsabilidad de sus actos.
300 mil autos sin marchamo, 200 mil sin revisión técnica, 400 mil conductores sin licencia vigente, las cifras explican el desastre de la seguridad vial de nuestro país. La draconiana ley infundió el pánico en una semana de vigencia, y con el pánico vino lo impensable: los conductores decidieron respetar la ley.
Tenía esta ley una fortaleza fundamental: el sistema de puntaje, que ponía en riesgo al chofer irresponsable de perder su licencia, su trabajo o sus privilegios. Este sistema ya nos había costado a los costarricenses una buena suma de dinero en su procedimiento de implementación en el Consejo de Seguridad Vial. Tenía además la ley, una serie de sanciones absurdas, draconianas y que justificaban una nueva reforma.
¿Que hicieron nuestros diputados? Aniquilaron las fortalezas de la ley. Provocaron la pérdida de millones de colones al COSEVI al borrar el el sistema de puntos y aniquilaron la posibilidad de la reeducación del conductor, y por supuesto redujeron las multas, y aumentaron la tolerancia para los choferes borrachos.
Un paréntesis, la Cámara de Restaurantes se queja que por las restricciones en los niveles de alcohol, los costarricenses han dejado de ir a los locales que expenden comida y licor. Para ellos es la Ley de tránsito, no la crisis mundial, la causante de los problemas de sus negocios.
¿En qué ha quedado esta reforma a la ley de tránsito? En un monumento a los paños tibios, a la ceguera política, al lucimiento personal. Excluyo de responsabilidad de este desaguisado a los diputados del Movimiento Libertario; ellos desde el principio aborrecieron el proyecto, siguiendo su ideología de que uno es libre de matarse borracho y de matar a quien sea. A los que no puedo entender a los del PAC. Ellos supuestamente son los diputados que estudian los proyectos. Ellos aprobaron el primer proyecto. Ellos ahora han actuado como políticos de quinta categoría. Nota destacada de mediocridad merecen los diputados oficialistas, que sabiendo lo que está en juego deciden faltar a sesiones.
Nada importan los lamentos de los familiares que han perdido hijos en las carreteras, o los clamores de los médicos del Hospital Nacional de Niños. Ciegos a la realidad, han preferido quedar bien con el guaro, con los picones, con los irresponsables.
Pero la Constitución puede salvar este desaguisado. Don Oscar va de salida, y un presidente de salida puede tomar cualquier decisión porque ya no debe pensar en su popularidad (y a don Óscar, poco le ha importado caer antipático). Le pido al presidente que convoque todos los días que quedan de las sesiones extraordinarias la reforma a la ley de Tránsito. Que los diputados aprueben ese plato de babas. Luego aplique la constitución don Oscar y vete esa barbaridad.
Vétela, para que la Asamblea deba devolverla a comisión, y que sean los nuevos diputados, los del próximo gobierno los que enmienden esa norma. Vétela y deje que el MOPT se obligue a aplicar el sistema de puntaje, que los conductores tengan que llevar a sus hijos seguros, que los borrachos que deciden conducir terminen en la cárcel. Vétela y devuélvanos la esperanza de que las leyes se hacen para cumplirlas. No le de gusto a los mediocres y a los alcahuetas.
Nunca he visto venir tan clara la necesidad de un veto como con esta norma. Debería ser el nuevo slogan del COSEVI: Veto, por nuestra seguridad en carretera.
La redacción de la Ley estuvo a cargo de analfabetas legislativos, que aniquilaron la eficacia de la norma por errores en la numeración y la redacción. La aplicación de la Ley en principio produjo un enfrentamiento del costarricense con una realidad que NUNCA quiso ver: Que debía cumplir con ciertos requisitos, que la licencia de conducir no es un derecho inalienable y que debía asumir la responsabilidad de sus actos.
300 mil autos sin marchamo, 200 mil sin revisión técnica, 400 mil conductores sin licencia vigente, las cifras explican el desastre de la seguridad vial de nuestro país. La draconiana ley infundió el pánico en una semana de vigencia, y con el pánico vino lo impensable: los conductores decidieron respetar la ley.
Tenía esta ley una fortaleza fundamental: el sistema de puntaje, que ponía en riesgo al chofer irresponsable de perder su licencia, su trabajo o sus privilegios. Este sistema ya nos había costado a los costarricenses una buena suma de dinero en su procedimiento de implementación en el Consejo de Seguridad Vial. Tenía además la ley, una serie de sanciones absurdas, draconianas y que justificaban una nueva reforma.
¿Que hicieron nuestros diputados? Aniquilaron las fortalezas de la ley. Provocaron la pérdida de millones de colones al COSEVI al borrar el el sistema de puntos y aniquilaron la posibilidad de la reeducación del conductor, y por supuesto redujeron las multas, y aumentaron la tolerancia para los choferes borrachos.
Un paréntesis, la Cámara de Restaurantes se queja que por las restricciones en los niveles de alcohol, los costarricenses han dejado de ir a los locales que expenden comida y licor. Para ellos es la Ley de tránsito, no la crisis mundial, la causante de los problemas de sus negocios.
¿En qué ha quedado esta reforma a la ley de tránsito? En un monumento a los paños tibios, a la ceguera política, al lucimiento personal. Excluyo de responsabilidad de este desaguisado a los diputados del Movimiento Libertario; ellos desde el principio aborrecieron el proyecto, siguiendo su ideología de que uno es libre de matarse borracho y de matar a quien sea. A los que no puedo entender a los del PAC. Ellos supuestamente son los diputados que estudian los proyectos. Ellos aprobaron el primer proyecto. Ellos ahora han actuado como políticos de quinta categoría. Nota destacada de mediocridad merecen los diputados oficialistas, que sabiendo lo que está en juego deciden faltar a sesiones.
Nada importan los lamentos de los familiares que han perdido hijos en las carreteras, o los clamores de los médicos del Hospital Nacional de Niños. Ciegos a la realidad, han preferido quedar bien con el guaro, con los picones, con los irresponsables.
Pero la Constitución puede salvar este desaguisado. Don Oscar va de salida, y un presidente de salida puede tomar cualquier decisión porque ya no debe pensar en su popularidad (y a don Óscar, poco le ha importado caer antipático). Le pido al presidente que convoque todos los días que quedan de las sesiones extraordinarias la reforma a la ley de Tránsito. Que los diputados aprueben ese plato de babas. Luego aplique la constitución don Oscar y vete esa barbaridad.
Vétela, para que la Asamblea deba devolverla a comisión, y que sean los nuevos diputados, los del próximo gobierno los que enmienden esa norma. Vétela y deje que el MOPT se obligue a aplicar el sistema de puntaje, que los conductores tengan que llevar a sus hijos seguros, que los borrachos que deciden conducir terminen en la cárcel. Vétela y devuélvanos la esperanza de que las leyes se hacen para cumplirlas. No le de gusto a los mediocres y a los alcahuetas.
Nunca he visto venir tan clara la necesidad de un veto como con esta norma. Debería ser el nuevo slogan del COSEVI: Veto, por nuestra seguridad en carretera.
martes, marzo 09, 2010
Un agradecimiento y una aclaración (innecesaria creo)
Hace unos años, cuando inicié este blog, un artículo captó la atención de Cristian del Fusil, que en ese tiempo ya era el blog más leído de nuestro país. Gracias al vínculo que apareció en el Fusil el número de visitas al Cuarto aumentó y comencé a conocer a través de este medio a mis lectores y a compartir con ellos todas mis ocurrencias. Incluso varios amigos me localizaron a través del Fusil que periódicamente publica vínculos de otros blogs, por cuanto a Cristian no le importa la competencia, sino que la lee y la respeta.
Por eso me alegré de saber que el Fusil ganó el Pío Viquez. Porque el periodismo de la web2.0 fue reconocido en nuestro país, por su más fiel y mejor representante.
Con la llegada de la nueva etapa del Cuarto (o mas bien su resurrección), el vínculo de Cristian apareció pronto: el artículo de Farmville me puso de nuevo en el mapa, recibiendo un alud de visitas y bastantes comentarios. Asi que quería aprovechar estas líneas para agradecerle ese apoyo al dueño de la bola de la blogsfera y felicitarlo por su premio nacional. Estoy seguro que además de premios te esperan muchas satisfacciones más.
La aclaración es para los nuevos lectores. Quien escribe refleja en sus artículos sus diversas facetas. La ironía y el humor siempre han estado presentes en el Cuarto por lo que nada de lo que se escribe se hace con el ánimo de ofender. Por eso me llamó la atención lo visceral de algunos comentarios en lo que evidentemente era un artículo humorístico sobre una aplicación de software en red que sirve para que ustedes y yo perdamos el tiempo de vez en cuando.
Era una chota, una burla, un artículo en clave de sorna. Ya vendrán artículos para que discutamos en serio sobre asuntos serios, pero de vez en cuando (y más a menudo en esta nueva etapa del Cuarto), pienso usar este medio para divertirme, por lo que no se puncen el hígado y tómenlo con calma. El que se enoja pierde.
Por cierto, el Gobierno opresor de Farmville ya me dejó comprar un tractor sospechosamente rojo....
Por eso me alegré de saber que el Fusil ganó el Pío Viquez. Porque el periodismo de la web2.0 fue reconocido en nuestro país, por su más fiel y mejor representante.
Con la llegada de la nueva etapa del Cuarto (o mas bien su resurrección), el vínculo de Cristian apareció pronto: el artículo de Farmville me puso de nuevo en el mapa, recibiendo un alud de visitas y bastantes comentarios. Asi que quería aprovechar estas líneas para agradecerle ese apoyo al dueño de la bola de la blogsfera y felicitarlo por su premio nacional. Estoy seguro que además de premios te esperan muchas satisfacciones más.
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La aclaración es para los nuevos lectores. Quien escribe refleja en sus artículos sus diversas facetas. La ironía y el humor siempre han estado presentes en el Cuarto por lo que nada de lo que se escribe se hace con el ánimo de ofender. Por eso me llamó la atención lo visceral de algunos comentarios en lo que evidentemente era un artículo humorístico sobre una aplicación de software en red que sirve para que ustedes y yo perdamos el tiempo de vez en cuando.
Era una chota, una burla, un artículo en clave de sorna. Ya vendrán artículos para que discutamos en serio sobre asuntos serios, pero de vez en cuando (y más a menudo en esta nueva etapa del Cuarto), pienso usar este medio para divertirme, por lo que no se puncen el hígado y tómenlo con calma. El que se enoja pierde.
Por cierto, el Gobierno opresor de Farmville ya me dejó comprar un tractor sospechosamente rojo....
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