Repasando lecturas que tengo que hacer periódicamente para mis cursos como profesor universitario, me detuve un rato en el viejo libro de Teoría del Estado del alemán Hermann Heller, en el capítulo dedicado a la opinión pública. Primero me permito someterles algunos párrafos del libro y luego una opinión personal.
Para comprender el fenómeno de la opinión pública, de tanta importancia aunque tan difícil de captar, debemos, en primer término, hacer notar que sólo consideramos como verdadera manifestación de la opinión pública a la manifestación de voluntad política, aunque sólo sea mediata…
Público es aquellos que influye en la vida política, y así lo es, en primer término, la opinión de cualquier modo publicada. La opinión públicamente manifestada no es necesariamente idéntica a la que interiormente se profesa, o a la que se expresa en un reducido círculo de amigos…
La opinión pública, tal como nosotros la entendemos, es opinión de voluntad política en forma racional, por lo cual no se agota nunca en la mera imitación y el contagio psicológico colectivo…
Bluntschli dice que la opinión pública es, sobre todo, la opinión de la “alta clase media”. Su contenido lo crea aquella minoría política o económicamente más fuerte que, gracias a sus medios de poder, está en condiciones de encauzar o apagara las diversas opiniones existentes. Para la exteriorización de la de la opinión pública se utilizan todos los medios expresión usuales de los hombres. Pero como expresión busca siempre causar impresión, combatir y ganar, todos eses medios de expresión se hallan sometidos a la leyes de la agitación, de la lucha y del engaño…
No hay, sin embargo, que exagerar el influjo, sin duda poderoso, de los periódicos en la formación de la opinión pública, pues hemos podido ver en tiempos próximos a nosotros, cómo penetraron en el pueblo grandes movimientos políticos que no contaban con el apoyo de una importante prensa y que incluso sostenían con éxito una lucha contra ella, valiéndose únicamente de discursos, hojas, etc.…
Estamos en medio de un nuevo proceso político donde un día sí y otro también se reclama la falta de equidad en el proceso de información sobre las posturas a favor o en contra. Se ha diferenciado el concepto de opinión pública del de opinión que se publica para señalar que por lo general la opinión pública está separada necesariamente de los intereses que protegen las grandes publicaciones o medios de comunicación.
En el debate sobre el referendo tenemos una cadena de periódicos (Grupo Nación) que tuvo la decencia de proclamar a los cuatro vientos su posición favorable al CAFTA y a partir de ahí se ha dedicado expresamente a promover el tratado de forma que al menos este escritor considera honrada (deshonesto sería proclamarse neutral y luego publicar sólo una de las versiones). Los otros medios de prensa escritos andan en el vecindario de la neutralidad mal equilibrada (La República evidentemente favorece el tratado y el Grupo Extra ha presentado periódicamente a todas las partes involucradas). Universidad comenzó con una política de abierto enfrentamiento al CAFTA y en sus últimas versiones a la par de la denuncia en contra de lo tratado viene la versión oficial del Gobierno. La televisión (que casi nunca editorializa), está sesgada a favor del tratado (salvo Canal 15 de la UCR), pero donde se dan los mayores extremos es en la Radio.
Aquí se caen los argumentos de que el NO está siendo discriminado en los medios de comunicación. Alguien realice un monitoreo de los programas de opinión favorables al tratado y verán que, al menos en la radio, son minoritarios. Sólo en los programas de opinión que se emiten en las emisoras del a.m. usted puede escuchar toda una mañana de informaciones en contra del tratado (ejemplos en el 800 am o 960 am). Columbia tiene programas a cargo de Rolando Araya o Dionisio Cabal, que compensan la propaganda oficial de Vilma Ibarra en su programa matutino. Siempre recuerdo que Parmenio me decía que la radio era el medio más democrático de todos, y tenía razón. La batalla del TLC es más democrática en la Radio, pues es abierta a todos los estratos sociales En ese sentido Internet señores, no es democrática, por cuanto ustedes y yo sabemos que la población nacional con acceso total a la red es mínima, aunque ahí la batalla no sólo es pareja sino que además es la más insultante de todas.
Es decir señores, existen en mi criterio suficientes opiniones que se publican sobre el tema. El pueblo señores (tan menospreciado por todas las partes involucradas, termina formando la opinión pública con base en sus propias escogencias. Por ejemplo, no puedo forzar a alguien a que escuche Radio Columbia en la mañana si a cambio quiere escuchar música. La libertad señores, nuestro don más preciado, me permite oír, ver, leer y decidir por mí solito. Que no quiera leer una página de Internet que insulta a los de No o escuchar un programa que llama vende-patrias a los del Sí no me hace ni menos ni más ciudadano que cualquiera de ustedes.
La opinión que se publica, sale a circulación todos los días. La opinión pública señores se manifiesta pocas veces, en este caso, el próximo 7 de octubre, por cuanto sólo en ese momento tendremos una manifestación política real del pensamiento de los sujetos que integran el Estado costarricense.
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Glosa: En un proceso electoral sólo comienzan los rumores de posibles fraudes cuando el asunto va estar muy cerrado (como el proceso anterior, en el cual sin embargo NADIE se atrevió a usar la palabra fraude). Si los del NO tienen tanto miedo del TSE (como parece evidente), debe buscar la forma de acreditar fiscales en TODAS LAS MESAS de todo el país, y además asegurarse de que TODA SU GENTE vaya a votar, recuerden Bush no hubiera sido presidente si Al Gore hubiera Ganado Florida por 1.000.000 de votos, lo cerrado del resultado fue lo que provocó la manipulación de Jeb Bush y sus empelados. Si hay un abstencionismo previsto del 50% quiere decir que si alguien saca la mitad de esa gente a votar el resultado del referendo será tan concluyente que nadie podrá poner una sombra de duda sobre él.