Leía el viernes en La Nación, un artículo de Yalena de la Cruz en el cual venía una frase que me preocupó: que en los matrimonios y fiestas similares se ha hecho norma indicarle a los invitados que no hablen del TLC, por cuanto el tema está causando problemas sociales serios. Hasta que leí aquello me di cuenta de que estamos en un nivel de polarización social que no vivíamos en nuestro país creo que desde mediados del siglo pasado.
Recuerdo una anécdota de una fiesta familiar (ocurrida a mediados de los sesenta creo), en la cual a alguien se le ocurrió pedir al conjunto musical que tocara el corrido a Pepe Figueres, aquello provocó que alguien gritara “¡Viva el Dr. Calderón Guardia!... y como decimos en Plaza Viquez: Se armó (y no el baile precisamente). Me pregunto si la afirmación de la Dra. Cruz está reflejando realmente nuestra realidad social.
Porque señores, si hay algo que estoy convencido del proceso electoral al que nos enfrentamos, es que gane el sí o gane el no, los políticos se van a seguir sentando en la misma mesa. Igual veremos diputados Libertarios cantándole cumpleaños feliz a Merino si la ocasión en propicia y doña Mayi Antillón será alabada por Salóm y compañía de vez en cuando por algún proyecto de ley. Para los políticos señores, el resultado del TLC sólo significa cómo va a quedar la distribución del poder político para lo que quede la administración Arias. Y el 8 de mayo del 2010 una nueva Asamblea Legislativa le tomará juramento a nuevo Poder Ejecutivo, y ambos poderes estarán integrados por los mismos poderes políticos y económicos que integran hoy las estructuras de poder de nuestro país.
No puedo ser tan ingenuo como para creer que el rechazo al TLC en las urnas va a provocar que la administración Arias abandone su estilo económico y tampoco creo al día de hoy que los siete jinetes del Apocalipsis capitalista caerán sobre nuestro país el 8 de octubre si triunfa el Sí. Pero crear una división social que ponga a hermano contra hermano es un pecado mortal, sea usted creyente o no.
Los políticos, los sindicalistas, los empresarios a favor y en contra del TLC, el 8 de octubre estarán muy tranquilos contando sus cuotas de poder los unos, sus privilegios los otros, y sus millones los últimos. Ustedes y yo, amigos lectores, estaremos trabajando junto con nuestra familia y nuestros familiares y amigos seguirán siendo nuestros familiares y amigos.
La decisión del TLC es una de las decisiones más trascendentales que hemos afrontado como nación. Pero si no sabemos llevar esta discusión con respeto por la idea ajena (que para mí es el principio base de la democracia), no vale la pena que tengamos un referendo. Si no tenemos libertad de pensamiento, de expresión y no podemos respetar esa libertad a nuestro prójimo, entonces señores, mejor cojamos para el monte y definamos esto a la antigua, con palos y piedras, porque estamos dejando la razón botada.
Si estamos al punto de que los costarricenses no podemos hablar de política (una de nuestras tres pasiones), estamos echando a perder la democracia. El referendo señores, aunque los fanáticos de ambos bandos no lo crean, es un proceso democrático, y como tal debe unir al país. Esto no es la ULTRA del Sí contra la DOCE del No. La discusión está a ese nivel, al nivel de la grada de Sol y cualquiera que haya ido al estadio sabe que no importa el resultado, al final del partido ambas barras se dan de pedradas por su imbécil fanatismo.
El ocho de octubre me levantaré, abrazaré a mi familia, iré a trabajar y seguiré siendo el mismo, haya votado Si o No. Si alguien no lo comprende así, discúlpeme, pero usted no es ciudadano, porque para ser ciudadano hay que usar la razón.
Por favor no dejemos que “se arme”,
Recuerdo una anécdota de una fiesta familiar (ocurrida a mediados de los sesenta creo), en la cual a alguien se le ocurrió pedir al conjunto musical que tocara el corrido a Pepe Figueres, aquello provocó que alguien gritara “¡Viva el Dr. Calderón Guardia!... y como decimos en Plaza Viquez: Se armó (y no el baile precisamente). Me pregunto si la afirmación de la Dra. Cruz está reflejando realmente nuestra realidad social.
Porque señores, si hay algo que estoy convencido del proceso electoral al que nos enfrentamos, es que gane el sí o gane el no, los políticos se van a seguir sentando en la misma mesa. Igual veremos diputados Libertarios cantándole cumpleaños feliz a Merino si la ocasión en propicia y doña Mayi Antillón será alabada por Salóm y compañía de vez en cuando por algún proyecto de ley. Para los políticos señores, el resultado del TLC sólo significa cómo va a quedar la distribución del poder político para lo que quede la administración Arias. Y el 8 de mayo del 2010 una nueva Asamblea Legislativa le tomará juramento a nuevo Poder Ejecutivo, y ambos poderes estarán integrados por los mismos poderes políticos y económicos que integran hoy las estructuras de poder de nuestro país.
No puedo ser tan ingenuo como para creer que el rechazo al TLC en las urnas va a provocar que la administración Arias abandone su estilo económico y tampoco creo al día de hoy que los siete jinetes del Apocalipsis capitalista caerán sobre nuestro país el 8 de octubre si triunfa el Sí. Pero crear una división social que ponga a hermano contra hermano es un pecado mortal, sea usted creyente o no.
Los políticos, los sindicalistas, los empresarios a favor y en contra del TLC, el 8 de octubre estarán muy tranquilos contando sus cuotas de poder los unos, sus privilegios los otros, y sus millones los últimos. Ustedes y yo, amigos lectores, estaremos trabajando junto con nuestra familia y nuestros familiares y amigos seguirán siendo nuestros familiares y amigos.
La decisión del TLC es una de las decisiones más trascendentales que hemos afrontado como nación. Pero si no sabemos llevar esta discusión con respeto por la idea ajena (que para mí es el principio base de la democracia), no vale la pena que tengamos un referendo. Si no tenemos libertad de pensamiento, de expresión y no podemos respetar esa libertad a nuestro prójimo, entonces señores, mejor cojamos para el monte y definamos esto a la antigua, con palos y piedras, porque estamos dejando la razón botada.
Si estamos al punto de que los costarricenses no podemos hablar de política (una de nuestras tres pasiones), estamos echando a perder la democracia. El referendo señores, aunque los fanáticos de ambos bandos no lo crean, es un proceso democrático, y como tal debe unir al país. Esto no es la ULTRA del Sí contra la DOCE del No. La discusión está a ese nivel, al nivel de la grada de Sol y cualquiera que haya ido al estadio sabe que no importa el resultado, al final del partido ambas barras se dan de pedradas por su imbécil fanatismo.
El ocho de octubre me levantaré, abrazaré a mi familia, iré a trabajar y seguiré siendo el mismo, haya votado Si o No. Si alguien no lo comprende así, discúlpeme, pero usted no es ciudadano, porque para ser ciudadano hay que usar la razón.
Por favor no dejemos que “se arme”,
9 comentarios:
en el clavo eduardo.
demasiada pasión desbocada, desapasiona.
Bien dicho Vallo, bien dicho
Me hace gracia, he visto esa situación en algunas fiestas a las que he asistido (para los morbosos, ya no son tantas como antes) y la discusión se da entre hermanos, o entre hijos y padres, o entre esposo y esposa, y si es cierto que se apasionan y mucho...
Hola Vallo
Cuanta verdad hay en lo que nos contás esta semana.
Basta darse una vuelta por blogs, foros y sitios como youtube y otros para ver los niveles de fanatismo, insulto, desacreditación, violencia y ofensas que se dan.
TLC = T.icos L.ucimos C.ansados
verdad verdad y verdad
No es "poLARIzados"?
O era "poRALIzados" a propósito?
Por fin, algo de sensatez entre los extremismos infantilistas y las funestas profecías que abundan en cantidades aterradoras en este medio de los blogs sobre el TLC.
Este escrito es del tipo de material que debiera ser publicado en los periódicos y difundido en los telenoticiarios... a ver si acaso.
Saludos
mis respetos caballero
Totalmente de acuerdo. Ojalá nos portáramos con mayor madurez.
Personalmente sí he podido conversar con gente que piensa distinto en un ambiente de respeto y cariño. Sí se puede. Cuando no podés con alguien que supuestamente es tu amigo o amiga, ahí debería uno revisar sobre qué se sustenta esa amistad.
Ojalá no descalificáramos tanto, y tampoco generalizáramos. En el bando del respeto hay de todo: del Sí, del No, apáticos e indecisas...en el de la pachucada, la grosería y la intolerancia: también de los cuatro bandos.
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