Siempre me ha gustado manejar en carretera. Por lo general durante los viajes largos de trabajo suelo acomodar mis ideas mientras escucho música o algún programa informativo (Cuando los viajes son familiares esta parte queda descartada por cuanto en compañía uno debe preocuparse de mantener la conversación con la familia). Por razones de trabajo me ha tocado viajar en el último año a Limón, Liberia y Ciudad Quesada. En estos viajes he podido sacar algunas conclusiones.
La carretera a Limón no es peligrosa. Peligrosos son los conductores que la atraviesan como enviados del Infierno. Me parece increíble las maniobras que realizan algunos choferes de autobús, cabezales y vehículos livianos: La doble raya amarilla no significa nada, y si usted no raya a un cabezal en curva, en doble raya amarilla y con una niebla de los once mil diablos espere recibir los más impertinentes pitazos y miradas de odio de aquellos que lo siguen la fila.
En cambio la carretera a Ciudad Quesada sí es peligrosa: Hay por lo menos diez curvas con ángulos cercanos a los noventa grados que carecen de visibilidad o demarcación, en las cuales es común toparse con vehículos livianos o pesados que vienen descendiendo “a tumba abierta”.
Los carriles de ascenso tienen por lo general una clara señalización que indica: VEHÍCULOS PESADOS A LA DERECHA. Esto por supuesto significa que en los reducidos tramos de la carretera a Puntarenas por Cambronero en los que hay carril de ascenso, el cabezal que anda a veinte kilómetros por hora intentará rebasar al cabezal que va a diecisiete kilómetros por hora. Lo importante es que la fila de setenta y dos vehículos que vamos detrás de ellos no puedan usar el carril de ascenso.
La presencia de oficiales de tránsito genera de inmediato un corto circuito que hace que todos los autos enciendan las luces de forma intermitente. Lo bueno es que por lo menos algunos bajan la velocidad.
Si usted pone una direccional para indicar que quiere adelantar al vehículo que lleva adelante, NO ADELANTE, el vehículo de atrás interpreta esa luz intermitente como una especie de “¿A QUE NO TE ATREVES A RAYARME YA?” y de inmediato se lanza sobre el carril derecho. Además, si no hay vehículos detrás suyo lo más seguro es que el auto que usted desea rayar decida acelerar en el momento en que usted esté a media maniobra.
La carretera Arizona-Liberia, tiene aproximadamente 653 años de estar en reparación, y a usted siempre le va a tocar llegar al punto de reparación en el momento en que la bandera roja ordena detenerse.
Los restaurantes de carretera sólo sirven buena comida la primera vez que usted pasa por ahí. Todas las veces restantes ALGO le parecerá diferente y para mal. (Excepción a la regla: Las Milk Shakes de Monteverde)
Por último, no importa lo temprano que salga. Hay una fila de traileres que lo están esperando en la zona montañosa.
La carretera a Limón no es peligrosa. Peligrosos son los conductores que la atraviesan como enviados del Infierno. Me parece increíble las maniobras que realizan algunos choferes de autobús, cabezales y vehículos livianos: La doble raya amarilla no significa nada, y si usted no raya a un cabezal en curva, en doble raya amarilla y con una niebla de los once mil diablos espere recibir los más impertinentes pitazos y miradas de odio de aquellos que lo siguen la fila.
En cambio la carretera a Ciudad Quesada sí es peligrosa: Hay por lo menos diez curvas con ángulos cercanos a los noventa grados que carecen de visibilidad o demarcación, en las cuales es común toparse con vehículos livianos o pesados que vienen descendiendo “a tumba abierta”.
Los carriles de ascenso tienen por lo general una clara señalización que indica: VEHÍCULOS PESADOS A LA DERECHA. Esto por supuesto significa que en los reducidos tramos de la carretera a Puntarenas por Cambronero en los que hay carril de ascenso, el cabezal que anda a veinte kilómetros por hora intentará rebasar al cabezal que va a diecisiete kilómetros por hora. Lo importante es que la fila de setenta y dos vehículos que vamos detrás de ellos no puedan usar el carril de ascenso.
La presencia de oficiales de tránsito genera de inmediato un corto circuito que hace que todos los autos enciendan las luces de forma intermitente. Lo bueno es que por lo menos algunos bajan la velocidad.
Si usted pone una direccional para indicar que quiere adelantar al vehículo que lleva adelante, NO ADELANTE, el vehículo de atrás interpreta esa luz intermitente como una especie de “¿A QUE NO TE ATREVES A RAYARME YA?” y de inmediato se lanza sobre el carril derecho. Además, si no hay vehículos detrás suyo lo más seguro es que el auto que usted desea rayar decida acelerar en el momento en que usted esté a media maniobra.
La carretera Arizona-Liberia, tiene aproximadamente 653 años de estar en reparación, y a usted siempre le va a tocar llegar al punto de reparación en el momento en que la bandera roja ordena detenerse.
Los restaurantes de carretera sólo sirven buena comida la primera vez que usted pasa por ahí. Todas las veces restantes ALGO le parecerá diferente y para mal. (Excepción a la regla: Las Milk Shakes de Monteverde)
Por último, no importa lo temprano que salga. Hay una fila de traileres que lo están esperando en la zona montañosa.