jueves, octubre 26, 2006

Limón

Recién acaba el Carnaval.

La ciudad huele a basura, a orín, a alcohol. Se aprecia suciedad a raudales.

Nuevos edificios y centros comerciales han sido construidos, y ya no se está respetando la arquitectura caribeña.

En las aceras, los mendigos abundan.

Llego al centro a buscar mi alojamiento. Se me acerca el cuidacarros de rigor. Se ofrece a avisar al hotel que me abran el portón del parqueo. Cuando le voy a dar su propina algo se le cae de la bolsa del pantalón: un puñal de por lo menos treinta centímetros. Asustado, lo recoge, mira de reojo el carro de policía que se aproxima y sale corriendo (no me fijé si tenía diente de oro ni le pregunté si se llamaba Pedro).

Dejo el carro en el hotel y salgo caminando hacia el juzgado.

En trescientos cincuenta metros, cuatro hombres diferentes me han pedido limosna.

La ciudad todavía está tomada por chinameros que tienen sus “artesanías” en rebaja (artesanía se considera aquí un DVD de un concierto de Bob Marley. Me imagino que es artesanal porque sólo cuesta ¢ 1.500).

Llevo una hora en la ciudad y no he visto un solo gringo (¿no era esta una ciudad turística?).

Cerca del mediodía unos cien trabajadores del muelle salen en marcha silenciosa hacia La Colina. En unos minutos su manifestación dejará de ser pacífica. Cosas de la vida. Hace años yo era el abogado de la empresa a la que le quemaron el trailer.

Cumplo la audiencia en el Juzgado. Ya son casi las cuatro de la tarde.

Vuelvo caminando al hotel. Paro en el Supermercado a comprar unas cuantas cosas. Poco movimiento. Salgo de nuevo hacia el centro. Sigue el olor a suciedad.

Más mendigos.

Pienso en cenar en algún restaurante, ninguno me llama la atención. Recuerdo un famoso restaurante chino cerca del tajamar. Pero está lejos y no quiero sacar el carro. ¿Por qué no voy a pie?, por que mi sexto sentido me dice que no es bueno caminar en esta ciudad de noche.

Conforme me acerco al hotel paso por el Mercado. A su sombra media docena de mendigos preparan su lecho de cartón.

Ceno en el hotel y me encierro en la habitación hasta la mañana siguiente.

En todo el día no sentí ni un minuto la alegría de la gente de Limón. Todos tienen ahora la misma cara de amargazón de nosotros los josefinos.

A las siete de la mañana los gritos desesperados de alguien nos hace a los huéspedes asomarnos al balcón: Están vapuleando a un ladrón que estaba metido en un local comercial. La paliza es soberana. De inmediato la dependienta del hotel llama a la policía. La paliza sigue. Alguien más vuelve a llamar a la policía. Ya esto es linchamiento. La policía nunca llega (hay peligro de huelga, deben de estar atrincherados). El ladrón logra huir de sus captores que están hartos de pegarle.

Yo decido no quedarme un minuto más.

Tomo el carro y salgo de Limón, con la idea de desayunar en la carretera.

El olor a basura, a orín, a miseria, me persigue hasta San José.

Este no es el Limón alegre que conocí de niño cuando venía con mi padre.

Este no es el Limón al que vine de adolescente a pasear y a ver béisbol.

Este no es el Limón al que vine a trabajar con Parmenio en unos Juegos Nacionales.

Este no es el Limón al que venía hace unos años a dar lecciones en la Universidad.

El Limón que yo conocí era un pueblo de gente orgullosa, alegre, y con esperanza. El Puerto que visité esta semana parecía más una ciudad muerta.

¿Alguien me puede decir adónde se llevaron Puerto Limón, el de verdad?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

si queres ver gringos en el caribe, te sugiero que pases del centro y te vayas a las playas: cahuita, puerto viejo, cocles, punta mona, playa chiquita, manzanillo... ahi es donde estan... obviamente el turismo no va a ir a limon centro: yo que paso x ahi todos los fines de semana que voy rumbo a la playa, ni pensaria en quedarme ahi... desafortunadamente no conoci limon en los tiempos en que -segun me cuentan- era una ciudad bonita.

Adrián Solís Rojas dijo...

Qué cuadro más triste...

...es una visión terriblemente actual de como debió ser Macondo en sus últimos estertores

Solentiname dijo...

ese limón debe estar en la misma gaveta de las promesas políticas de reactivar Limón y de darle la atención que siempre le han negado.

Naty dijo...

Se lo llevó algún barco del puerto. Lo montaron los sindicalistas.